El Extraordinario
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T1 E1.

El Crimen de la Guindalera

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36:39 min

T1 E1.

El Crimen de la Guindalera

Un hombre aparece muerto en el Canalillo de la Guindalera. Le han sacado las tripas y le han extirpado el pene y los testículos. A uno de sus asesinos le preguntan: «¿Por qué?». Y él responde: «Le corté sus conciencias». ¿Quién estaba detrás de este horrible crimen? ¿Quizá su esposa? ¿Quizá un huésped? ¿Quizá un sicario?

Por
  • Mar Abad
07.06.2021
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CRÍMENES. EL MUSICAL CAPÍTULO 1:
EL CRIMEN DE LA GUINDALERA

 

APERTURA ACTO 1: PRESENTACIÓN

 

ANDREU: Señoras y señores, Bienvenidos al teatro íntimo y digital de El Extraordinario.

Mi nombre es Andreu Quesada y estoy aquí para llevarles a presenciar los crímenes más escalofriantes del siglo XIX.

De la voz de la periodista Mar Abad conocerán la historia del crimen, las investigaciones policiales y el resultado de las autopsias.

De las voces de los actores conocerán a víctimas y asesinos.

Todo lo que les contamos es información literal de las sentencias judiciales, las autopsias a los cadáveres y los periódicos de la época.

A mitad de la función haremos un descanso.

Y entonces, a la vuelta, comenzará el mayor espectáculo de todos: hablarán las voces de la ciencia. 

Escucharán a criminólogos. A médicos forenses. Psicólogos forenses. Biólogos forenses. Antropólogos forenses. Lingüistas forenses. Forenses de verdad. Sin trampa ni cartón.

Y ahora, acomódense en sus asientos, y apaguen las notificaciones de sus móviles.

¡Empieza la función!

 

CIERRE ACTO 1: PRESENTACIÓN                                                               

 

APERTURA ACTO 2: EL CRIMEN

 

MAR: Amanece en Madrid y hace un frío que pela. 

Un guarda custodia los terrenos del Canalillo de la Guindalera.

Va caminando por el recinto. A solas. En silencio. Envuelto en su abrigo. Deben de ser las 7 o las 8 de esta mañana del 2 de diciembre de 1886. 

El guardián mira al suelo y ve unas manchas oscuras.

Se agacha a ver qué es. 

Parece sangre.

 

CORO: Sangre… sangre…

 

MAR: Mira al frente y ve un bulto extraño en la entrada de la primera alcantarilla. 

Se acerca… Alumbra…

¡Es un cadáver!

 

CORO: ¡Es un cadáver! ¡Es un cadáver!

Está boca arriba. Ensangrentado y con la ropa rota a jirones.MAR: Es un hombre triturado en el suelo.

 

MAR: Tiene la cara llena de heridas. (Le han debido de dar bofetadas hasta hartarse).

Tiene una cuchillada en el cuello.

Dios mío… Le han arrancado el pene.

Y los testículos. 

Y las tripas… le salen fuera del cuerpo. 

 

GUARDIÁN: ¡Ayuda! ¡Socorro! ¡Que alguien llame a la policía!

 

CIERRE ACTO 2: EL CRIMEN
☠☠☠

 

APERTURA ACTO 3: LOS SOSPECHOSOS

 

MAR: Qué escena.  Acude la policía y ponen el caso en manos del delegado de vigilancia del distrito de la Inclusa, don Tomás Millano, y del subinspector que le ayudará concienzudamente en este caso: don Bernardo de la Plaza.

Al momento averiguan la identidad del cadáver.

El muerto se llamaba Felipe Iglesias,

y vivía… en el barrio de la Guindalera.

Los agentes van a la casa del hombre muerto.

Quieren hablar con su mujer.

 

POLICÍA: Buenos días, ¿vive aquí la Francisca Pozuelo?

 

POZUELO: Sí, señor. Soy yo.

 

POLICÍA: Vengo a decirle que han matado a su marido.

Lo siento, señora. 

¿Podemos pasar y hacerle unas preguntas?

 

CORO: Muerto… asesinado…

 

MAR: La Pozuelo cuenta a la policía que la tarde anterior cenó en su casa

con su marido. 

Serían las seis y media cuando llegó un conocido llamado Juan Aguado y lo animó a que fuera a tomarse unas copas con él.

El Aguado debía cinco duros a su marido. 

Y al presentarse en su casa de imprevisto, pensaron que iba a pagar su deuda.

 

CORO: Paga… paga…

 

MAR: Los dos hombres salieron juntos esa noche. 

La Pozuelo se fue a dormir. Y cuando amaneció, su marido no había vuelto. 

Era muy raro porque el Iglesias no acostumbraba a faltar de su casa. 

Ella salió a buscarlo y no lo encontró.

La policía informa al juzgado y un juez determina:

 

JUEZ: ¡Vayan ahora mismo a por ese Juan Aguado! ¡Hay que procesarlo!

 

MAR: La policía va a por el Aguado.

La noticia corre por el barrio.

La gente habla, comenta, murmura.

Y aparece la tía del Iglesias con los nervios como púas.

Habla con la policía y un agente piensa:

 

POLICÍA: ¡Menudo embuste ha metío la Pozuelo!

 

MAR: Ay, ay, ay, la Pozuelo… 

Hay quien dice que el Iglesias no salió de casa con el Aguado.

La tía del Iglesias dice que su sobrino salió con otro hombre. 

Con un tal Vicente Camarasa. 

 

CORO: Camarasa… Camarasa…

 

MAR: La policía va a buscarlo y…

Uno.

Dos.

Tres.

Cuatro días más tarde lo encuentran en una Empresa de sustitutos para Ultramar. 

En la blusa y la faja tiene unas manchas sospechosas.

 

CORO: Manchas… manchas…

 

POLICÍA: ¡De qué son esos lamparones! Conteste.

 

MAR: Parece sangre… ¡Es sangre!

 

POLICÍA: ¡A ver, quítese esos pantalones!

 

MAR: Debajo de esos pantalones lleva otros. Y también están manchados

de sangre. 

 

POLICÍA: Lo que me temía… 

¿Puede explicarnos de qué son estas manchas de sangre?

 

MAR: Vicente Camarasa ni se molesta en buscar excusas. 

Dice que él ha matado a Felipe Iglesias.

Pero no lo ha hecho solo. Lo ha asesinado con otro hombre: 

Con Pedro Cantalejo.

 

POLICÍA: Camarasa, empiece a soltar. 

 

MAR: El Camarasa se sienta. Está muy tranquilo. Y cuenta que pasó la

tarde del 1 de diciembre con la Pozuelo y el Cantalejo, en la tienda del Fraile. 

 

MAR: Los tres comieron chicharrones y bebieron aguardiente que ella llevó

en un frasco.

Entonces ella le pidió que matara a su marido, y él empezó a hacer gestos para mostrarle cómo le cortaría la cabeza. 

 

CORO: ¡Zas, zas, zas!

 

MAR: La Pozuelo fue a buscar a su marido para llevarlo a la tienda del

Fraile y que el Camarasa lo matara como fuera. 

Ellos la esperaban allí.

Pero pasaba la tarde y la Pozuelo no volvía. 

Había que cambiar el plan.

Los dos hombres salieron de la tienda

y fueron a una taberna del barrio de la Guindalera. 

 

CAMARASA: ¿Y ahora qué hacemos?

 

MAR: Si Felipe Iglesias no había querido salir de su casa, había que ir a por él y sacarlo de allí como fuera. 

Vicente Camarasa se presentó en casa del matrimonio diciendo que era un antiguo amigo de la Pozuelo que acababa de volver de ultramar. 

Hablaron de esto y de aquello, hasta que salió a la conversación el telar del tío Quico.

Y entonces el Camarasa dijo al Iglesias que lo llevaría a verlo. 

¡Ya! ¡Esa misma noche! ¡Pa qué esperar!

Pedro Cantalejo aguardaba fuera de la casa, escondido, y descalzo, para que los vecinos no oyeran nada. 

 

CORO: Shhh…

 

MAR: Cuando salieron hacia el telar del tío Quico, de pronto, apareció el Cantalejo y se fue con ellos dos. 

Caminaron juntos hasta el telar del padre del Camarasa y cuando estaban allí…

el Cantalejo sacó un serrucho… 

el Camarasa sacó una faca…

y…

 

CORO: ¡Zas! ¡Zas! ¡Zas! ¡Zas!

 

MAR: Así reventaron al pobre.

De ahí fueron a casa del Cantalejo. 

La Pozuelo los esperaba en el patio. 

Y cuando se vieron, él le entregó la petaca de su marido y un pañuelo… que envolvía algo blandujo.

Ella lo abrió y…

¡Era el pene y los testículos de su marido!

 

CANTALEJO: ¡Ya eres mía si la justicia nos deja en paz!

 

MAR: El Cantalejo le dio un duro al Camarasa por ayudarle a matar al Iglesias. 

Y le dio unos pantalones para que se los pusiera encima de los que llevaba y pudiera esconder los manchurrones de sangre.

A Vicente Camarasa le asignan un abogado de los que llaman “casos de pobres”. 

Es un abogado que acaba de terminar la carrera. 

Y para hacer prácticas, defiende a un pobre.

 

CORO: Pobre… pobre…

 

MAR: Al Camarasa le toca de abogado: don Álvaro de Figueroa, un jovencito con ambiciones que más tarde será, ni más ni menos, que el Conde de Romanones. 

 

CORO: Huuuy el Romanones.

 

MAR: Uno de los hombres más poderosos de España.

Y cuando está preparando la defensa, este abogado le pregunta:

 

ROMANONES: ¿Por qué le cortaste el pene? ¿Por qué te ensañaste tanto con la víctima si no la conocías de nada?

 

CAMARASA: Le corté sus conciencias.

 

MAR: Álvaro de Figueroa se queda helado. ¡Qué bruto es ese hombre! 

Tanto le impresionan los acusados de este caso que muchos años después, cuando redacte sus memorias, los describirá como…

 

ROMANONES: Unos seres vulgares con alma de fiera.

 

CIERRE ACTO 3: LOS SOSPECHOSOS
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APERTURA ACTO 4: EL ROMANCE

 

MAR: Vicente Camarasa ha matado por dinero. 

Pero la Pozuelo y el Cantalejo… han matado por otro motivo. 

 

MAR: Vamos un año atrás: al comienzo de 1886.

Felipe Iglesias y Francisca Pozuelo viven con su hijo de 10 años y su hija de 3. Es una familia modesta, que vive con muchos apuros. Y un día, para sacar algún dinero, alquilan una habitación a un huésped: un hombre llamado Pedro Cantalejo. 

 

CORO: Cantalejo… cantalejo…

 

MAR: De pronto… unas miradas por el filo de puerta, unas risas a media tarde… ¡la atracción!, ¡el deseo! ¡El revolcón!

El Cantalejo y la Pozuelo se amanceban. 

Se hacen amantes secretos. 

Pero no saben disimularlo y la gente empieza a hablar.

Es la comidilla del barrio. 

Y un día, ocurre lo inevitable: el rumor llega a oídos del Iglesias. 

 

MAR: Menudas broncas tienen. 

Y el huésped, el Cantalejo, acaba de patitas en la calle.

 

CORO: ¡Largo de aquí, malnacido!

 

MAR: Pero el amorío ha ido a mayores.

La Pozuelo está preñada.

Y le entra el pánico. 

Si el marido se ha puesto loco por el romance, 

¡qué hará cuando sepa lo del bombo!

¡Dios mío, qué puede hacer!

La única solución… piensa…

…es matarlo.

La Pozuelo no ve otra salida. 

Y le pide al Cantalejo que lo mate él.

¡Que lo mate! 

¡Y que si no lo mata él, lo mata ella!

Los días van pasando y cada vez es más difícil esconder el embarazo.

No puede esperar más.

Tiene que matarlo.

Y entonces llega la fatídica tarde del 1 de diciembre de 1886. 

La Pozuelo echa aguardiente en un frasco y va a la tienda del Fraile a ver a su amante, el Cantalejo, y a un hombre que les puede ayudar: un tal Vicente Camarasa.

Es la tarde que, entre vinos, aguardiente y chicharrones, planean el asesinato de un marido al que teme y aborrece.

 

CIERRE ACTO 4: EL ROMANCE
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APERTURA ACTO 5: LA AUTOPSIA, EL JUICIO Y LA PENA

 

MAR: Ha llegado el día del juicio. Es el 18 de mayo de 1887. 

En la información que tiene el juez está el análisis forense del cadáver

de Felipe Iglesias. Dos médicos forenses determinan que era un hombre:

 

FORENSE: De buena constitución y bien nutrido.

 

MAR: El informe describe las lesiones que le hicieron cuando aún vivía y las que le hicieron ya muerto.

 

FORENSE: Le seccionaron la arteria carótida interna, la vena yugular externa y el nervio neumogástrico.

 

MAR: El informe sigue por esa zona un rato y al final baja al abdomen.

Los dos asesinos se ocuparon de esta zona cuando Felipe Iglesias ya estaba muerto.

 

FORENSE: En la zona hipogástrica se hallaba mutilada toda la zona comprendida desde dos centímetros debajo del ombligo.

Los intestinos delgados quedaron al descubierto.

Sufrió ablación total de ambos testículos y amputación del pene cerca de su base.

La mutilación fue hecha post mortem.

 

MAR: Empieza el juicio. Y el diario El Liberal lo cuenta así:

 

PERIÓDICO: Se hallan en el banquillo los procesados Francisca Pozuelo, Vicente Camarasa y Pedro Cantalejo.

La primera, de 29 años, es baja de estatura. No se muestra muy apesadumbrada y responde con serenidad. Viste de luto.

Pedro Cantalejo, de 36 años, es de estatura regular, de figura repulsiva y viste pantalón y chaqueta de paño.

Vicente Camarasa, que figura en la causa como cómplice de los dos amantes, es alto de estatura, tiene bigote crecido y viste blusa larga y manga oscura al hombro. Tiene 36 años.

 

MAR: Los tres acusados declaran, y el 26 de diciembre de 1887 se dicta la sentencia. 

 

JUEZ: ¡Pena de muerte!

 

MAR: Pena de muerte para los tres. 

La Pozuelo, el Cantalejo y el Camarasa van a estar en prisión hasta el

día que los pongan en capilla y los ejecuten por garrote vil.

 

CORO: Aaarg…

 

MAR: Al Camarasa le da igual saber que le quedan pocos meses de vida y pide que lo vacunen contra la viruela. 

Y como sentenciado a muerte, exige comer pavo trufado, langosta y jamón en dulce.

 

CORO: Mmm…

 

CAMARASA: Son manjares que no he probado nunca.

 

MAR: El 11 de abril de 1888, bien temprano, despiertan a los tres reos.

Es el día de la ejecución. Pero antes pasan por una capilla con un altar alumbrado por 12 velas.

 

MARCUS CORO: A capilla… A capilla… 

 

MAR: La Pozuelo se confiesa con el capellán de la cárcel de mujeres.

El Camarasa se confiesa con el padre Marcos y después toma un caldo y un trozo de gallina.

 

MAR: El Cantalejo está agitado. Los hermanos de la Caridad le ofrecen algo de comer y él responde:

 

CANTALEJO: No quiero comer. Quiero beber y nada más.

 

HERMANO: ¿Y qué deseáis beber?

 

CANTALEJO: ¿Qué? Pues una lata de petróleo.

 

MAR: El Cantalejo se va irritando cada vez más y empieza a gritar como una furia.

 

CANTALEJO: ¡Qué llueva fuego del cielo!

 

MAR: No saben cómo calmarlo y le preguntan si quiere confesarse.

 

CANTALEJO: ¡Que se confiesen las monjas! ¡Que se confiese el que necesite confesarse! ¡Yo lo que necesito es que se me haga justicia!

 

MAR: Uno a uno suben al patíbulo de la Cárcel Modelo de Madrid. 

Abajo hay un público abarrotado. Como en el circo o en los toros. Atentos, morbosos, asisten a la ejecución. 

 

CIERRE ACTO 5:LA AUTOPSIA, EL JUICIO Y LA PENA
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CAPÍTULO 1. SEGUNDA PARTE:
“TODA BUENA HISTORIA TIENE UN MALO CARISMÁTICO”,
J.M. Mulet

 

ANDREU: Por respeto a los muertos, el crimen de la Guindalera ha sido relatado tal como lo describe la autopsia, la sentencia judicial y los periódicos de la época.

Por respeto a los vivos, el científico entrevistado hablará en sus propias palabras.

 

MAR: Acabamos de presenciar un crimen, una autopsia y un juicio.

Y ahora vamos a una universidad a buscar a un doctor que nos hable de la ciencia forense. 

Aquí lo tenemos. Es un hombre con gafas y algún caracolillo en el pelo. Se llama J.M. Mulet y es doctor en bioquímica y biología molecular. 

Hace unos años escribió un libro titulado La ciencia en la sombra.

Y ahí dice que la ciencia forense no es una ciencia aislada. 

Es la unión de muchas ciencias: medicina, psiquiatría, antropología, genética, zoología, lingüística, taxonomía… 

Muchas ciencias con un objetivo muy concreto: “pillar al autor de un crimen o delito” y “poner las pruebas delante de un juez para que pueda tomar una decisión más justa”.

Y es una ciencia relativamente reciente. 

Fue a partir del siglo XIX cuando empezaron a tomársela en serio. 

Antes lo que podemos encontrar son algunos precedentes como este…

 

MULET: El más antiguo que recuerda a una investigación forense fue la investigación de un asesinato en China en el siglo séptimo (creo que durante la dinastía Tang), en el cual en un pueblo aparece alguien asesinado y había sido de degollado aparentemente con una hoz. Entonces, lo que hizo un juez, o la persona encargada porque no existía el médico forense, fue reunir a todos los hombres del pueblo con sus hoces en la plaza del pueblo al mediodía. Y aquel al que las moscas acudían a su hoz era aquel donde había restos de sangre. Y así fue como supieron quién había sido el asesino. Esto quedó escrito y por eso se considera que es el antecedente más antiguo de una investigación criminal. 

 

MAR: Aquel investigador chino sabía que las moscas acudían a la sangre. 

Y así descubrió el arma del asesinato, y al asesino. 

En España encontramos uno de los primeros antecedentes de la ciencia forense en el siglo 15. Y en Valencia. Allí había hombres dedicados a un oficio llamado DESOSPITADOR.

 

MULET: El desospitador era una persona que hacía investigación bajo las órdenes de un fallo de un juez. Era una especie de forense detective criminalista.

 

MAR: Y así, entre aciertos y palos de ciego, se llegó a la actual huella dactilar.

 

MULET: En España es mu muy reciente la investigación en huella, en huellas dactilares. 

¿Por qué? Porque esta investigación en huellas dactilares, 

El primer país donde se pone en funcionamiento es en Argentina y por los vínculos vínculos culturales. El Dr. Federico Lorit es el primero que la sistematiza y es el primero que empieza a estudiarse. 

Y el primer caso resuelto por una huella dactilar en España fue el caso del robo del delfín en el Museo del Prado en el año 1910. O sea, que es una fecha muy reciente, mucho antes que muchos países de Europa. 

 

MAR: La ciencia y la ciencia ficción nunca dejan de mirarse la una a la otra. 

Resulta fascinante pensar que la ciencia forense, en sus inicios,  aprendió algunas cosas de la literatura y de las novelas

 

MULET: El hecho de que la ciencia forense sea una ciencia tan reciente hace que no hubiera un método definido ni una sistemática definida. Y lo más curioso es que la poli, la novela policíaca es anterior en muchos casos a lo que es la investigación criminal, porque se considera la primera novela policíaca. 

Hay un antecedente en Francia, pero luego están las novelas de Sherlock Holmes y las novelas de Edgar Allan Poe, y esas se consideran las primeras novelas policíacas de la historia. 

El primer investigador forense de nombre conocido y el que creó el primer laboratorio de investigación criminal que fue Edmond Lockhart. Él era muy fan de las novelas de Sherlock Holmes y de Edgar Allan Poe y del francés. Hoy no me acuerdo cómo se llamaba el francés bueno, de un autor francés conocido, y entonces él lo que hace es fijar la investigación de la misma manera que Sherlock Holmes investigaba los crímenes. Por lo tanto, ha sido un caso en que la ciencia ha seguido la ficción y no al revés. 

Y de hecho, hay algunos ejemplos donde ha ido por delante la ficción que la realidad. Por ejemplo, hay un cuento de Mark Twain. De hecho, aparecen en dos historias, pero hay un cuento que es Cabezahueca Wilson, donde toda la trama se resuelve por una huella dactilar, que eso puede ser muy obvio, pero cuando él escribe ese cuento, las huellas dactilares no se utilizaban como una herramienta de investigación criminal. Y luego hay una novela de Agatha Christie que se llama Muerte en el Nilo, donde la trama se resuelve por los restos de pólvora que deja en la mano un disparo. Eso, que es una prueba en la actualidad muy típica, que te la pueden hacer en un aeropuerto cuando te pasan una especie de gasa por las manos, cuando Agatha Christie lo cuenta en su novela no estaba. no era una prueba que se hiciera de forma rutinaria. De hecho, era una prueba que nadie había pensado en ella. 

 

MAR: Aunque la ficción también puede dar una imagen muy equivocada de la realidad. Lo vemos cada día en el cine y en las series.

 

MULET: Hay una cosa y es que en las películas los cadáveres son muy bonitos, muy guapos y tienen mucho glamour y además están bien peinados y maquillados. Los cadáveres normalmente son feos, horribles y asquerosos. 2 Por ejemplo, la sangre en las películas se ve rojo brillante, no, la sangre se oxida y se queda marrón oscuro o negra. Y el que quiera saber el color que tiene la sangre de verdad, pues que se piensen en una morcilla. Porque las morcillas se hacen con sangre y son negras. No hay más. 

Luego el tema de los cadáveres. Pues a ver, un cadáver recién muerto, pues lo primero que notas es que no tienes esa cara rosadita que tenemos cuando estamos vivos. Tiene una cara blanca, pálida, que es la cara de la muerte. De momento eso ya te llama la atención. Pero es que normalmente muchas veces te encuentras un cadáver cuando ya han pasado varias horas. Uno de los efectos es que los músculos se relajan, se dilatan. Entonces normalmente lo que puede pasar es que los esfínteres se abran y estén en un charco de sus propias heces o de su propia orina. Esto es lo más normal en un cadáver. Y luego, aparte, cuando empieza el rigor mortis y los músculos se contraen, que se quede en una postura que sea antinatural. Entonces los muertos guapos, eso solamente es para las películas. 

 

MAR: Volvamos a la ciencia.

J.M. Mulet es doctor en bioquímica y biología molecular. 

Conoce todas las sustancias que hay dentro de nuestras células. 

Sabe cómo funcionan el hidrógeno, el oxígeno, el nitrógeno y el azufre dentro de nuestro cuerpo. Y también qué ocurre cuando un cuerpo muere y se empieza a descomponer.

 

MULET: Bueno, pues hay cuatro fases bien establecidas durante los primeros momentos. No hay ningún cambio que sea visual, pero sí que pasan muchas cosas a nivel bioquímico. Las células empiezan a descomponerse por dentro. Entonces eso se llama el autólisis. Todo el sistema inmune, todo el sistema circulatorio, todo y toda la estructura interna de las células se degrada en un período muy rápido. Es decir, nada más deja de llegar oxígeno. Nada más el corazón deja de bombear sangre. Las células se degradan en cuestión de media hora, una hora. 

 

MAR: Y cuando empiezan a degradarse, aparecen las primeras señales externas. Es la fase 1:

 

MULET: La primera señal es la mancha verde que aparece en la en la fosa ilíaca izquierda, que es, digamos, un poco por encima de la ingle, para entendernos. ¿Por qué? Como ya no hay un sistema inmune, las bacterias del intestino empiezan a crecer por dentro del cuerpo. Empiezan a comerse el cuerpo porque ya no hay unos glóbulos blancos que las mantengan a raya. Entonces, cuando empiezan a crecer esas bacterias, lo primero que se ve es una mancha verde, porque la descomposición va del intestino hacia afuera. La mancha se llama el período cromático.

 

MAR: Lo primero que vemos es una mancha verde en la parte derecha del abdomen. Después se pone rojiza y después negruzca. Por eso la llaman fase CROMÁTICA.

MULET: Luego viene el período ENFISEMATOSO, que significa básicamente gases. Porque las bacterias crecen mucho, nadie les hace oposición y empiezan a producirse gases. Ahí se desprende el típico olor a cadáver, el típico olor a muerto. Ahí normalmente lo que encuentras son cadáveres hinchados. Este aspecto hinchado… e incluso puedes ver ya las típicas caras deformadas o los miembros deformados porque, claro, la producción de gases no es regular. 

 

MAR: En esta segunda fase se producen gases dentro del cuerpo.

Después estos gases escapan y la piel empieza a cuartearse.

Llega entonces una tercera fase llamada “periodo COLICUATIVO”.

 

MULET: Que es que ya se ha perdido todas las estructuras de los tejidos, se han degradado los músculos y los tendones, y lo que queda tiene una consistencia como si fuera una papilla. 

Sí, es muy gráfico, pero es que es así. 

 

MAR: Llega entonces la cuarta y última fase.

 

MULET: Y luego ya el último período es el período esquelético, cuando ya lo único que queda son las partes duras.

 

MAR: Es el periodo REDUCTIVO.

Una de las ramas de la ciencia forense es la biología forense. 

Y J.M. Mulet nos explica qué es.

 

MULET: A ver, la biología forense es la biología aplicada a la resolución de crímenes. Obviamente, dentro de la biología forense no se incluye la patología forense o la medicina forense porque eso lo estudian médicos, pero, por ejemplo, el estudio de los huesos, que es la antropología forense, eso sí que técnicamente podría hacerlo un biólogo. Normalmente, cuando se habla de biología forense no se suele hablar de huesos, sino que hablamos, por ejemplo, de estudios de insectos, estudio de hierbas, estudio de microbios, estudio de cualquier organismo vivo que se pueda encontrar en la escena de un crimen y que pueda servir para resolver ese crimen. Y ahí entrarían diferentes órdenes biológicos: animales, plantas, microbios, hongos, algas. 

 

MAR: La biología forense analiza los bichitos que hay en el cadáver o en la escena del crimen. Esa rama de estudio se llama zoología forense. 

¿Qué información pueden dar los insectos sobre una muerte?

 

MULET: Normalmente cuando un muerto se muere en el campo, pues al muy poco tiempo las moscas ven que es un sitio ideal para depositar sus huevos. Normalmente lo hacen por alguna herida abierta o por la nariz, la boca, los oídos, o por el ano, o por cualquier orificio que vean.

 

MAR: Las moscas metálicas detectan el olor a putrefacción y ponen ahí sus huevos. Entonces…

 

MULET: Las larvas nacen, empiezan a crecer, empiezan a comer el cuerpo. Claro, esa presencia de larvas luego atrae a insectos que a su vez se alimentan de esas larvas, a los insectos carnívoros. Entonces, en función de huevos, larvas, crisálidas o insectos carnívoros, se sabe el tiempo que lleva ese cadáver allí. Y luego, cuando ya a medida que llega más tiempo, las larvas se van comiendo la carne, los insectos carnívoros se van comiendo estas larvas. Los insectos carnívoros también dejan huevos, que, por supuesto, tardarán una semana más, porque hasta que no haya bastante número de larvas, no vienen. Y luego, cuando ya va quedando expuesto el cuerpo, quedan las partes más duras, los tendones. Eso, hay escarabajos que son especialistas en la descomposición de las partes duras de los cadáveres. Entonces, si ya aparecen escarabajos, sabes que ya lleva por lo menos casi un mes. 

 

MAR: Los bichos son unos chivatos. 

Y las plantas, en palabras de J.M. Mulet, son “acusadoras”. 

Esto es lo que investiga la PALINOLOGÍA forense.

 

MULET: Vivimos rodeados de polen porque hay muchas plantas y el polen son las células. Vamos, las estructuras que tienen las plantas para reproducirse, que muchas de ellas vuelan. Vuelan no, sino que están suspendidos en el aire y son muy fáciles de detectar por los científicos y dan mucha información porque cada planta tiene un tipo de polen determinado y es muy fácil de identificar. Entonces, en función de si el polen que se encuentra en el cadáver es de la zona o no es de la zona, te puedo decir esa persona donde ha estado. En función de en qué época del año es, si coincide o no coincide, te puede decir si lleva mucho tiempo ahí o no lleva mucho tiempo allá. Y luego, ahora que encima tenemos pruebas genéticas, podríamos incluso identificar si pertenece a la planta que había arriba de donde se encontró el cadáver o pertenece a otra planta en de otra sitio. Por ejemplo, asesinas a alguien en un sitio. Lo llevas en una furgoneta, lo dejas en otro sitio. Pues ha habido crímenes que se han resuelto porque el polen que había en el cadáver y el polen que había en la furgoneta coincidía y no coincidía con el polen que había en la zona donde se encontró el cadáver. 

 

MAR: Mulet dice en su libro La ciencia en la sombra que Shakespeare sabía que la sangre “mancha mogollón”. Se ve en la forma de actuar de muchos personajes.
Y las manchas de sangre tienen una cosa buena: “son un problema para el criminal y una herramienta útil para el investigador”.
El tipo de mancha dice muchísimo sobre la víctima, el asesino y el momento del crimen.

 

MULET: Normalmente cuando hay un crimen violento suele haber heridas. Las heridas sangran. Y entonces, viendo el patrón, te puedes hacer una idea. Por ejemplo, una mancha, digamos, circular en el suelo es lo que se llama una mancha gravitacional. Una mancha gravitacional, que simplemente había una herida y la sangre caía por gravedad. Una mancha de proyección puede ser que te hayan metido un cuchillazo o un arma blanca, haya roto una arteria y, claro, cuando bombea el corazón ves una típica mancha en forma de sifón. O si la persona que se ha herido es la que estaba agrediendo, ves un patrón de manchas que puede coincidir con, por ejemplo, pegar un puñetazo o estar estrangulando a alguien. Entonces hay gente que su único campo de especialización es estudiar las manchas de sangre. ¿Por qué? Porque pueden dar una idea de las circunstancias que se han dado en el crimen.

 

FINAL TEATRAL
MANCHAS DE SANGRE

MAR: Manchas de sangre…

 

CORO: Sangre, sangre…

 

MAR: ¡Cuánto delata la sangre!

Así pillaron al Camarasa, que se dejó los pantalones puestos, con las manchas de sangre del crimen, ¡casi una semana!

Y después la entrada en capilla.

Y las ejecuciones. 

Y los hijos huérfanos del Iglesias y la Pozuelo. 

Tan terrible fue aquello que el abogado de Camarasa colgó la toga para siempre. 

Aunque tardó mucho en desprenderse del recuerdo de su cliente.

Cuando el enterrador fue a meter los restos de Camarasa en la fosa común, cayó un duro al suelo.

 

MAR: Había caído de la faja del muerto. 

Lo cogió y se lo dio al abogado como pago de la defensa del asesino.

El abogado lo convirtió en su amuleto. 

Y durante años 

llevó el duro del asesino

en el interior de su bolsillo.

 

FINAL TEATRAL
MANCHAS DE SANGRE

ANDREU: La próxima semana estrenamos nueva función.

¡Vengan y escuchen un nuevo crimen terrorífico!

Con perro, con fuego y la Cárcel Modelo.

Les esperamos para asistir juntos al… 

Crimen de Fuencarral… 

Ciencia forense: mucha vida y poca muerte

Tenemos la idea de que la ciencia forense está plagada de cadáveres, pero no es tan así.

En la ciencia forense hay polen, hay bichos, hay ADN, hay manchas de sangre, hay palabras escritas en un papel…

En la nueva serie CRÍMENES. EL MUSICAL nos asomamos a la ciencia forense para conocerla mejor. Y para conocerla de verdad, porque los científicos forenses dicen que en DexterCSI o Mindhunter se pasa muy bien, pero hay mucha milonga.

¿De qué hablamos en el primer capítulo?

Del famoso crimen de la Guindalera y de la ciencia forense en toda su amplitud

El crimen de la Guindalera ocurrió en Madrid en 1886.

Y a la pobre víctima le metieron tijera por debajo de los pantalones…

El protagonista

En el primer capítulo de Crímenes. El musical, J.M. Mulet te explica qué es la ciencia forense y dice cosas como esta:

«En las películas, los cadáveres son muy bonitos, muy guapos y tienen mucho glamour y además están bien peinados y maquillados. Los cadáveres normalmente son feos, horribles y asquerosos. Por ejemplo, la sangre en las películas se ve roja brillante, ¿no? La sangre se oxida y se queda marrón oscuro o negra. Y el que quiera saber el color que tiene la sangre de verdad pues que piensen en una morcilla. Porque las morcillas se hacen con sangre y son negras. No hay más».

JM_Mulet

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