El Extraordinario
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T1 E3.

El crimen del Cura Galeote

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45:29 min

T1 E3.

El crimen del Cura Galeote

Un cura le pega tres tiros al obispo de Madrid. Unos dicen que es el apocalipsis y otros que esto es un desmadre más del bajo clero. Es un crimen muy sonado y Benito Pérez Galdós va a la cárcel a hablar con el cura y después entrevista a la mujer que vive con él. ¿Es su sobrina? ¿Es la gobernanta de su casa? O… ¡qué demonios es eso porque ahí solo hay una cama!

Por
  • Mar Abad
21.06.2021
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CRÍMENES. EL MUSICAL CAPÍTULO 3:
EL CRIMEN DEL CURA GALEOTE

 

ANDREU: Señoras y señores,

Bienvenidos a un nuevo crimen.

Y en esta ocasión hasta hay curas y obispos.

Mi nombre es Andreu Quesada y hoy les llevaré a uno de los crímenes más famosos del siglo XIX.

La periodista Mar Abad les conducirá por el momento del asesinato, los detalles de la autopsia, las pesquisas de la policía y el larguísimo juicio.

En las voces de los actores escucharán al cura asesino, al obispo asesinado y al gran don Benito Pérez Galdós.

Todo lo que les contamos es información de las sentencias judiciales y la prensa de la época.

A mitad de la función haremos un descanso.

Y a la vuelta, con ustedes, ¡un psicólogo forense, en la voz de la ciencia del siglo XXI! 

 

APERTURA ACTO 1: EL ASESINATO

 

MAR: Ya están cantando los pájaros. 

Es domingo de Ramos y la catedral de San Isidro está vestida de palmas.

Hay una gran cruz alzada.

Y se espera que el templo se ponga a reventar, porque es la primera vez que la Semana Santa se celebra en Madrid, con la pompa y boato de una cabeza de diócesis.

Un cura camina alrededor de la catedral. 

Acaba de salir de un café y pasea de aquí para allá… De allá para acá… De aquí al otro lado… No para…

Va vestido con su sotana negra, y se llama Cayetano Galeote y Cotilla.

 

COROS: Galeote Cotilla… Galeote Cotilla…

 

MAR: La puerta de la iglesia se está llenando de gente. 

Está todo el clero y hay miles de señoras devotas.

Los tranvías tienen que detenerse para no atropellar a la multitud.

Son las diez y media de la mañana. 

Está llegando el coche de caballos del señor obispo. 

El prelado baja del carruaje y empieza a subir las escaleras del pórtico.

Los fieles le abren paso y se agolpan alrededor porque quieren besarle el anillo. 

El cura Galeote, a empujones, se hace hueco entre la gente. Y   cuando está a dos centímetros del obispo, mete la mano por debajo de su sotana, saca un revólver y…

 

¡BANG, BANG, BANG!

 

GALEOTE: ¡Estoy vengado!

 

MAR: El obispo cae desplomado y la gente que hay alrededor intenta sujetarlo para que no caiga al suelo.

Otros se abalanzan a por el cura que ha pegado los tres disparos y que ha gritado ese “¡Estoy vengado!”.

¡Quieren aporrearlo! ¡Y darle palos hasta reventarlo!

 

SUSURROS: ¡Plaf! ¡Plaf! ¡Plaf!

 

MAR: Pero la policía lo agarra y lo saca de ahí para que no lo maten. 

Al obispo lo llevan a la conserjería que hay nada más entrar en la iglesia. El hombre no está ni para llevarlo al hospital.

Hasta él lo sabe y dice:

 

OBISPO: Que me den la extremaunción… 

 

COROS: Extremaunción… extremaunción…

 

OBISPO: Y perdono a mi agresor.

 

COROS: Agresor… agresor…

 

MAR: Fuera siguen los gritos, los suspiros, los llantos, los desmayos.

El doctor Creux lo atiende ahí mismo y ve que esto tiene muy mala pinta. 

Tiene una herida en el muslo que parece salvable. Pero una bala ha entrado en el costado derecho y esa herida es mortal de necesidad.

 

Al cura Galeote lo llevan a la comisaría del distrito para tomarle las primeras declaraciones. 

Está fumando unos cigarrillos.

Y tiene bastante aplomo.

Parece fatigado, pero no está arrepentido.

No niega nada. Está claro que él ha disparado a monseñor Narciso Martínez Izquierdo. Aunque le dice a la policía:

 

GALEOTE: Mi causa es justa. No deben juzgarme a la ligera.

 

COROS: Justa… justa…

 

MAR: Al momento lo llevan a la Cárcel Modelo.

Va escoltado por un patrullón de guardias civiles.

 

Allí, entre rejas, se niega a comer.

Solo quiere beber café. 

Dos, tres, cuatro, cinco, seis… 

…hasta diez tazas de café.

Y pide empeñar su sotana para que lo metan en una celda de pago,

pero le dicen que no, y le dan una de oficio.

 

Esa misma tarde un juez le toma declaración. 

 

JUEZ: ¿Nombre?

 

GALEOTE: Cayetano Galeote y Cotilla.

 

JUEZ: ¿Edad?

 

GALEOTE: 45 años.

 

JUEZ: ¿Lugar de nacimiento?

 

GALEOTE: Vélez-Málaga.

 

JUEZ: ¿Es usted el que ha disparado dos tiros al señor obispo de Madrid?

 

GALEOTE: No dos, señor, tres. Pero ruego a usted que suspenda todo juicio, pues he obrado en defensa de mi honra.

 

MAR: Galeote está impertérrito.

Reconoce que ha disparado a monseñor Narciso Martínez Izquierdo, pero aclara:

 

GALEOTE: Yo no quiero matarlo. Solo quería herirlo porque él ha herido mi honor.

Yo solo quería ganar algún dinero.

Y el hambre me ha llevado a empuñar mi pistola. 

 

CIERRE ACTO 1: EL ASESINATO
☠☠☠

 

APERTURA ACTO 2: LA AUTOPSIA

 

MAR: Da igual la intención de Galeote.

Da igual que haya querido matarlo o no.

Lo que de hecho ocurre es que a las cinco y cuarto del día siguiente, el obispo muere.

 

Y Benito Pérez Galdós escribe en un periódico:

 

GALDÓS: Su vida fue ejemplar.

Su muerte: espantosa.

 

COROS: Espantosa… espantosa…

 

MAR: Le han disparado a quemarropa. 

Le han quitado la vida en tres balazos.

 

SUSURROS: Pim, pam, pum.

 

MAR: Los médicos le encontraron una bala en el muslo derecho. 

Le hicieron una incisión y pudieron sacarla. 

Esa bala le dolió, pero no lo mató.

 

Arriba la cosa estaba más complicada. 

Lo explica el análisis forense:

 

FORENSE: Una bala entró por la parte posterior derecha de la región dorsal.

La bala le cortó la médula espinal casi por completo y le produjo una parálisis en la parte inferior del cuerpo. 

Es una herida mortal de necesidad.

 

COROS: Mortal… Mortal…

 

MAR: Y aún queda el remate.

 

FORENSE: Otra bala le perforó el hígado por dos partes distintas. 

Le atravesó el pericardio y le perforó el diafragma. 

La bala entró por el costado derecho y acabó en el izquierdo.

 

MAR: Y eso puso las cosas aún más difíciles.

 

FORENSE: Ese proyectil le provocó una fuerte hemorragia interna y una lesión mortal de necesidad. 

 

MAR: Fue imposible salvar al obispo don Narciso Martínez Izquierdo.

A este religioso que también fue diputado a Cortes.

A este simpatizante carlista de mano estricta.

 

SUSURROS: ¡Pam! ¡Pam! ¡Pam! 

 

MAR: Benito Pérez Galdós cuenta que el asesinato ha provocado dos tipos de comentarios en los periódicos. Los agonías dicen:

 

DE AGONÍAS: ¡Este crimen es una señal del desquiciamiento universal!

¡Es la depravación de los tiempos!

 

MAR: Otros, en cambio, lo toman como un crimen más.

Un asesinato como otro cualquiera. 

 

VOZ EN PAZ: ¿Por qué va a ser peor matar a un cura que a un peón caminero?

 

MAR: A Galdós no le parece ni una cosa ni la otra.

Piensa que este crimen es el choque entre el desmadre del bajo clero y el rigor del obispo don Narciso.

Madrid se ha llenado de curas viciosos.

Vienen a la capital cuando los echan de las ciudades pequeñas por escándalo público. 

Tanto cura sinvergüenza anda ya por Madrid, que la Iglesia mandó al obispo don Narciso que los metiera en vereda. 

Y muchos dicen… que aquí está el origen de este desencuentro que acabó en…

 

SUSURROS: ¡Pim, pam, pum! 

 

MAR: …tres disparos con la pistola que Galeote compró en Puerto Rico, cuando era misionero.

 

CIERRE ACTO 2:LA AUTOPSIA
☠☠☠

 

APERTURA ACTO 3: QUÉ LLEVÓ AL CRIMEN

 

MAR: El cura Galeote está bastante sordo. (De pequeño, tuvo una otitis bilateral que lo dejó un poco teniente).

Y también es tartamudo.

Benito Pérez Galdós dice de él:

 

GALDÓS: Hombre de menos pasta de sacerdote no es posible imaginar.

 

MAR: Lo tacha de insolente, iracundo y poco culto.

Galeote vive con una mujer de treinta y tantos años llamada Tránsito Durdal.

 

COROS:   … Tránsito… 

 

MAR: Él dice que es su sobrina. Otros dicen que es el ama que le asiste.

Tránsito es alta. Guapa. Tiene los ojos negros y la boca hermosa.

Y algunos rumorean que si pisí que si pisá…

 

SUSURROS: Pss pss pss pss 

 

MAR:..porque en la casa donde viven… solo hay una cama. 

Los periódicos quieren carnaza y Galdós decide visitar a Galeote antes del juicio. 

Ahora están en la Cárcel Modelo.  

Están cara a cara, aunque estrictamente separados por una doble reja de hierro con tejido de alambre.

Galdós lo mira y piensa:

 

GALDÓS: La sordera que padece da a sus ojos una expresión muy particular, pues, como todos los sordos, parece querer oír con las miradas.

 

MAR: El cura Galeote le cuenta a Galdós que no le quedó más remedio que coger la carrera de los pobres: hacerse cura. 

Le dice que le gustaba la pompa del culto y celebrar con aparato las fiestas religiosas.

Pero el confesionario no le gusta nada. Entre otras cosas, porque no oye los pecados que le confiesan los fieles.

Después de años diciendo misas en Vélez-Málaga, viajó como misionero a Fernando Poo y a Puerto Rico.

Volvió a Vélez-Málaga, y algo pasó allí que acabó en Madrid.

¡Madrid!: la ciudad de la libertad para los curas golfos.

 

COROS: Golfos… golfos…

 

MAR: En Madrid fue de parroquia en parroquia, buscando misas rentables que le dieran de comer. 

Por una misa en la Encarnación le daban medio duro.

Por una en la capilla de los Irlandeses le daban tres pesetas.

Por una en el Cristo de la Salud de Atocha, 18 reales.

Pero un día Galeote empezó a pensar que el padre Vizcaíno no le devolvía el saludo

 

SUSURROS: Qué antipático…

 

MAR: ¡Quizá pensaba quitarle también sus misas y dárselas a otro sacerdote! 

Galeote se emparanoyó. 

Le escribió unas cartas y lo amenazó.

El padre Vizcaíno pidió a la congregación que le quitaran la subvención y las misas porque era un broncas.

 

COROS: Broncas… broncas…

 

MAR: Galeote le volvió a escribir. ¡Más enfadado todavía!

Y se dejó barba para que le hicieran caso.

Pero el padre Vizcaíno no le contestó a sus cartas.

Galeote rabiaba.

 

SUSURROS: Grrr… grrr…

 

MAR: No tenía un real con que vivir y publicó en un periódico que buscaba trabajo en una portería.

Galeote, desesperado, escribió una carta al obispo don Narciso con una amenaza: si no le devolvían su ministerio, la iba a liar.

 

MAR: El obispo no le contestó y Galeote se puso loco.

Cogió su pistola caribeña y fue a la Estación del Norte a ver si lo encontraba. 

Dio una vuelta.

¡Dos! ¡Tres! ¡Cuatro!

Se pateó la estación pero el obispo no aparecía. 

Y Galeote volvió a su pensión con ganas de haberlo cosido a balas.

 

El cabreo fue a más. Y armó un plan:

Llevó todas las cartas a varios periódicos para que se supiera la que se estaba armando.

Y dos días después, el Domingo de Ramos, el obispo no escaparía.

El día de la muerte de Cristo lo pillaría… 

En la catedral de San Isidro…

Por fin…

 

MAR: Benito Pérez Galdós se despide de Galeote en la Cárcel Modelo, y ahora va a visitar a su ama de gobierno.

 

MAR: Esta mujer es Tránsito Durdal, y a Galdós le causa muy buena impresión. 

 

GALDÓS: No es una mujer vulgar. 

En la prensa han corrido mil noticias absurdas de ella que hoy puedo rectificar. 

Doña Tránsito se gana las simpatías en cuanto se la trata.

Tiene figura esbelta, fisonomía inteligente y modales corteses.

Es extraordinariamente trabajadora y muy hábil en la confección de ropa blanca. 

 

CIERRE ACTO 3: QUÉ LLEVÓ AL CRIMEN
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APERTURA ACTO 4: EL JUICIO

 

MAR: El cura Galeote está entre rejas.

Sigue sin querer probar bocao. Solo pide café.

¡Café, café y café hasta hartarse!

 

Pero el director de la Cárcel Modelo dice que ya está bien. 

Que está atacao de los nervios y que solo puede beber un par de tazas al día.

 

Después de muchos vasos de café llega el día del juicio.

El 29 de septiembre de 1886 comienza la vista oral. 

 

En la puerta del Palacio de Justicia se agolpan cientos de personas.

Quieren asistir al juicio, pero dentro solo caben 150 personas.

 

Galeote aparece vestido con su sotana. 

Se hace paso entre el gentío y entra en la sala. 

Y a menudo se pone la mano detrás de la oreja para oír mejor.

 

SUSURROS: Mande… mande…

 

MAR: El juicio parte de un hecho incuestionable: el cura Galeote y Cotilla es el asesino.

Lo que tienen que dilucidar ahora es: si es responsable o no es responsable del crimen.

Y eso depende de su estado mental.

Si certifican que está loco, será I-rresponsable.

 

COROS: Idooo… Idooo…

 

MAR: Si certifican que está cuerdo, será Responsable.

 

COROS: Cabal… cabal…

 

MAR: Galdós está en el juicio y cuenta:

 

GALDÓS: El reo se ha permitido las mayores extravagancias.

Desatiende la autoridad del presidente, interrumpe la declaración delos testigos. Pasa bruscamente de la ira al llanto.

Está siempre agitado y nervioso.Sus palabras a veces son ingeniosas y a veces son terribles. Y eso ha despertado mucho el interés del público.

Pero, en resumidas cuentas, el cura Galeote, ¿está loco o no? 

Esta es la pregunta que se hace todo el mundo.

 

COROS: Cuerdo o loco… cuerdo o loco…

 

MAR: Entre los testigos está su hermana. Y Galeote ve que llora.

Le entra la furia y grita:

 

GALEOTE: Ahora mataría yo a 14 obispos que se me pusieran delante. 

 

MAR: El fiscal se indigna y pide: 

 

VOZ: “¡Pena de muerte para el acusado!”.

 

MAR: A Galeote le dan espasmos de ira y grita:

 

GALEOTE: ¡Que me den un revólver y, tris tras, me pego un tiro y todo se acabó!

 

SUSURROS: Tris tras… tris tras…

         

MAR: El juicio de Galeote se ha convertido en un debate nacional.

Lo que menos importa ahora es el cura asesino y el obispo asesinado. 

Lo que de verdad importa es averiguar si mató por malo o mató por loco.

 

COROS: Malo o loco… Malo o loco…

 

MAR: Si hay que ejecutarlo o meterlo en un manicomio.

 

COROS: Ir al loquero… o aplastarle el cuello… 

 

MAR: La justicia moderna ha introducido en los juicios la voz de una nueva ciencia: la frenopatía. 

La frenopatía es una rama de la medicina que estudia las enfermedades mentales y está en los precedentes de lo que más tarde será la «psicología». 

Pero ahora, a los estudiosos de la enfermedad mental los llaman «frenópatas», «alienistas» y «degeneracionistas».

Al juicio de Galeote asisten un buen puñado de médicos, forenses y frenópatas, para evaluar su estado mental.

El doctor Escuder dice que está loco, y Galeote, enfadado, ¡llora y grita que no es verdad!

 

GALEOTE: ¡Yo no estoy loco!

 

MAR: El doctor Simarro dice que tiene una enfermedad mental degenerativa.

 

SIMARRO: Su cráneo es más pequeño. Tiene el volumen de los imbéciles y los idiotas. Es un microcéfalo.

 

MAR: Y ahora viene lo mejor. El doctor Simarro, siguiendo las teorías degeneracionistas, expone:

 

SIMARRO: También hemos observado su viciosa implantación de los dientes  y la presencia de cuatro muelas del juicio con cuatro raíces cada una.

Y aunque parezca lo contrario, esas muelas son señales de que Galeote no tiene juicio.

 

MAR: El doctor Escuder justifica la locura de Galeote en lo feo que es el pobre. En su informe dice:

 

ESCUDER: La desproporción de su cráneo y de su cara muestra a todo hombre observador que nos hallamos frente a un degenerado.  

 

MAR: El doctor Escuder describe a Galeote como un hombre de pelo cerdoso, orejas desviadas, dientes anárquicos, y cuerpo mal formado con brazos caídos y piernas flacas.

 

ESCUDER: Ahí tenemos el retrato vivo del degenerado. La forma concreta de la predisposición a la locura.

 

MAR: El doctor Bustamente piensa que Galeote es «candidato a la locura». 

Que sufre «degeneración hereditaria» y «paranoia primitiva persecutoria».

 

COROS: Paranoiaaa… persecutoria…

 

MAR: El doctor Caparrós tiene una opinión muy distinta.

Dice que Galeote es un hombre cuerdo. 

Una exploración médica prueba que no tiene nada raro.

Y que su sordera viene de un catarro cuando era pequeño. No tiene nada que ver con una posible degeneración del cerebro.

Galeote ha matado porque tiene una idea errónea sobre el honor y la justicia. Pero no está loco. Más bien, es un exaltado.

 

SUSURROS: Acalorado… ¡Ah! ¡Ah! ¡Ah!

 

MAR: Los juristas y los frenópatas pasan diez días discutiendo si está loco de atar o lo han de ejecutar. 

Y el 9 de octubre de 1886 publican la sentencia:

 

JUEZ: Fallamos que debemos condenar y condenamos a Cayetano Galeote y Cotilla a la pena de muerte.

 

MAR: Un funcionario de la cárcel va a la celda de Galeote para notificarle la sentencia. Y Galeote, cuando lo ve aparecer, le espeta:

 

GALEOTE: Sí, sí, la sentencia de muerte, ¿verdad? Pues yo no firmo.

Quiero que se celebre otro juicio oral, porque en el anterior todo han sido farsas, y la verdad no ha quedado patente. [TARTAMUDO]

 

MAR: Galeote es condenado a muerte por garrote vil. 

Recurren la condena, pero el Tribunal Supremo la ratifica. 

 

Galeote tiene que esperar en la cárcel hasta el día de la ejecución, 

y ahora, sí que actúa como un energúmeno. 

No come. No para de insultar a su familia y a todo el que se le acerca.

 

Los médicos de la cárcel piden a la Real Academia de Medicina que lo examine. Una comisión de seis médicos forenses va a verlo y dicen que ahora sí que está loco de verdad.

 

Tiene «delirio persecutorio».

 

SUSURROS: ¡Pst! ¡Pst! ¡Pst! 

 

MAR: Padece «monomanía de persecución en su tercer periodo». 

Y esto significa que le han invadido unas ideas de soberbia y orgullo exagerados. Y que ahora es peligroso y hay que internarlo de inmediato en un manicomio.

 

COROS: Manicomio… manicomio…

 

MAR: La psiquiatría se ha salido con la suya.

Galeote es declarado enfermo mental y, por lo tanto, I-rresponsable del crimen que cometió. 

 

En febrero de 1888 ingresan a Galeote en el Manicomio de Leganés y allí pasará el resto de su vida, recluido, hasta su muerte en 1922.

Amén.

 

CIERRE ACTO 4: EL JUICIO
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APERTURA ACTO 5:
ENTREVISTA A FRANCISCO PÉREZ FERNÁNDEZ 

 

ANDREU: Por respeto a los muertos, los crímenes se cuentan en las palabras que hay escritas en los documentos históricos.

Por respeto a los vivos, los científicos entrevistados hablan en sus propias palabras.

 

MAR: En el caso del cura Galeote saltó un asunto al debate público: la salud o la enfermedad mental del delincuente.

La psicología y la psiquiatría aún eran muy jóvenes.

De hecho, ni siquiera tenían estos nombres. A estas ciencias las llamaban frenopatía. 

La psicología forense ha evolucionado mucho desde entonces.

¿Y en qué consiste hoy? 

Vamos a preguntárselo a un profesor de Psicología Criminal, Psicología de la Delincuencia, y Antropología y Sociología Criminal.

A un titulado en Evaluación Criminológica y experto en DAC-TI-LOS-CO-PIA, Victimología, Psicología del Testimonio y Perfilación Criminal.

Él es Francisco Pérez Fernández.

 

FRANCISCO: La psicología forense eh? es mucho más amplia de lo que la gente piensa. La gente tiende a pensar que la psicología forense es esto que se ve en Mentes criminales o en la serie de televisión, que básicamente tiende a ser, pues un estudio de la conducta del criminal en la escena del crimen y la psicología forense es algo mucho más amplio. La psicología forense tiene muchos campos, como que van desde la mera elaboración de una pericial para, ya sea para la Fiscalía o para la defensa, para una causa judicial e la al tratamiento P.T. Al tratamiento penitenciario e al tratamiento penitenciario en centros penitenciarios a a la rehabilitación, en fin, a la ayuda a la investigación policial. Es decir, es mucho más amplia que todo eso. 

Existe un poco esta idea como de que, por poner un símil, pensar que la medicina legal es la medicina de los muertos y que los forenses, los médicos forenses solamente trabajan con muertos, cuando en realidad posiblemente ese sea uno de los campos más pequeños que utilizan. ¿Por qué? Pues porque trabajan también en temas de seguros, en temas de concesiones de invalidez. En todo ese tipo de cosas, no. Todo lo que tenga que ver con el ámbito jurídico lo es una cosa que tiene implicaciones médicas, no? Bien, pues del mismo modo, todo lo que tenga que ver con el ámbito jurídico tiene implicaciones psicológicas o psiquiátricas. 

A un profesional de la psicología forense se le puede pedir, pues que colabore en una investigación policial para perfilar a un criminal. O se le puede pedir pues que elabore un informe e documentado para conceder, por ejemplo, una invalidez, ¿no? 

 

MAR: Aunque nunca se trabaja desde la mirada única de una sola disciplina. El doctor Pérez Fernández dice que los estudios de hoy cruzan la mirada de muchas ciencias.

 

FRANCISCO: En una investigación policial, por ejemplo, puede participar tanto un psicólogo como un médico, ¿eh? Como un señor que es bioquímico y se dedica a hacer trazas de ADN. Pues o como un señor que es físico y hace experimentos o hago o investigación en el ámbito de la balística, que suele ser todo gente que viene de la física. Y toda esta gente trabaja junta, trabaja colectivamente, básicamente para evaluar todas las circunstancias de una realidad compleja y altamente especializada que es la investigación criminal y que tiene evidentemente muchas vertientes, ¿no? 

 

MAR: En los tiempos del cura Galeote había ramas de la psicología muy deterministas. Tanto como para afirmar que si alguien tenía en la boca todas las muelas del juicio era una señal infalible de que en su cabeza no había juicio. 

Hoy estas teorías nos resultan bastante ridículas.

La psicología actual tiene una visión mucho más compleja.

 

FRANCISCO: Es que hemos avanzado en el ámbito de la psicología y la psiquiatría forense, mucho, ¿no? Hemos pasado desde estos esquemas antiguos deterministas, no en los que se intentaba buscar una explicación biológica a todo, a estos esquemas de explicación integrados en los cuales hemos ido pasando, como te comentaba antes, desde lo biológico a lo social y dándonos cuenta de que esta retroalimentación mutua de que componen un todo sistémico. Y por tanto ahora estamos en una fase en la que ya no cabría hablar de una teoría del crimen, sino de modelos explicativos de la conducta criminal, que es distinto. Y en este sentido, bueno, pues hay modelos que ponen ciertamente un poco más énfasis en factores biológicos sin ignorar los otros. Hay modelos que ponen más peso en los factores sociales y psicosociales o socioculturales, pero tampoco ignoran nosotros. ¿Por qué? Porque nos hemos dado cuenta de que realmente la conducta humana es un continuo. 

¿Cuál es la dificultad que tenemos generalmente cuando tratamos de investigar un fenómeno humano? Pues es una dificultad epistemológica fundamental, fundamental, insalvable, añadiría. ¿Y cuál es? Vamos a ver. Cuando tú haces un estudio de física, sabes algo fundamental, ¿no? Y es que, dadas ciertas condiciones, determinado material siempre se va a comportar igual.  

Bien. En el caso del ser humano, tenemos el problema de que no somos como los materiales físicos. Somos realidades complejas, unipersonales, que ante determinadas circunstancias, no nos comportamos del mismo modo. Es decir, la misma circunstancia que a una persona le provoca estrés postraumático, a otra, sin embargo, la convierte en una persona superresiliente y la adapta mucho mejor.

El problema que nos encontramos es que no podemos elaborar teorías en términos de causa efecto con respecto a la conducta humana. Tenemos que inventar o tenemos que generar modelos explicativos que nos permitan encajar, de un modo más o menos claro, las diferentes manifestaciones de la conducta. Por tanto, yo no puedo decir que, dadas ciertas condiciones infantiles, la personalidad de un sujeto va a ser así. No puedo decir eso. Puedo decir que, dadas ciertas condiciones infantiles, la personal del sujeto probablemente vaya en esa dirección. Si tú a mí me preguntas, oiga, este sujeto va a reincidir. Yo lo que te puedo contestar honradamente es que probablemente sí o probablemente no. Pero no te puedo garantizar que el sujeto no vaya a reincidir o que sí vaya a hacerlo. 

 

MAR: La psicología estudia la conducta. Y la conducta es tan compleja porque va mucho más allá del individuo aislado.  

 

FRANCISCO: Mi conducta tiene una raíz biológica, pero tiene una manifestación social. 

 

MAR: Y lo social también influye en la evolución psicológica de una persona. 

FRANCISCO: Todo esto es un proceso que está permanentemente en fluctuación, influyéndose mutuamente, y conformando una cosa que además es móvil a lo largo de la vida que se llama personalidad. 

 

MAR: ¿Y qué es la personalidad?

 

FRANCISCO: Básicamente, la personalidad es allí donde se manifiestan formas de conducta que son estables e en relación a determinado tipo de circunstancias. 

 

MAR: Y no hay que confundir la personalidad con el carácter.

Una cosa es la personalidad, que va cambiando a lo largo de la vida, y otra, el carácter, que… um… más vale que vengamos con uno bueno de serie.

 

FRANCISCO: El carácter sí que viene modulado biológicamente, pero la personalidad, en tanto que manifestación comportamental, está sometida a una evolución. Es decir, tú con 30 años no eres igual que eras tú con 15. Ahora bien, eso no significa que no seas la misma persona. Significa sencillamente que tu personalidad ha evolucionado. Ahora bien, si te das cuenta y piensas en ello cuando tenías 15 años, si eras simpática, con 30 sigues siendo simpática. ¿Por qué? Porque reaccionar con simpatía ante el medio es una cuestión caracterial. Ahora bien, el modo en como tú afrontas el medio es una cuestión de personalidad. Y eso es lo que va a modulándose. 

 

MAR: Tenemos alguna idea de la psicología forense por series como Mindhunter. Pero es mejor que el doctor Pérez Fernández nos explique en qué consiste hoy el trabajo de un psicólogo forense.

 

FRANCISCO: Lo primero que hay que tener claro es que la psicología, contrariamente a lo que mucha gente cree, no es adivinación. Yo realmente no sé lo que una persona está pensando con solo mirarla, ni me dedico a ser vidente, ni hago este tipo de cosas y de hecho tampoco soy psicoanalista. La gente muchas veces confunde al psicólogo con el psicoanalista y dice ¿a qué te dedicas? Yo a la psicología. Huy, no me psicoanalices. Yo no tengo nada que ver con eso. O sea, yo no sé si tú tuviste traumas infantiles y la verdad que no me interesa en absoluto, ¿no?

 

MAR: En la psicología forense hay dos tipos de evaluación psicológica. La primera es la evaluación indirecta:

 

FRANCISCO: Si alguien ha ido alguna vez al psicólogo, habrá visto que el psicólogo se sienta con él y lo primero que hace es empezar a hacerle una serie de preguntas. ¿Por qué le haces esas preguntas? Esas preguntas? Para construir un informe que se llama anámnesis, en el cual tú vas un poco anotando cuáles son los tipos de reacciones, de actitudes, de conducta, de manifestaciones sintomatológicas, etcétera, que experimenta al sujeto que ves en el sujeto de acuerdo a cierto, a cierto tipo de cuestiones. También apuntas qué tipo de demandas tiene, por qué ha ido allí, qué es lo que está buscando. Básicamente porque todo eso te va a ayudar a la hora de establecer un diagnóstico. Ahora bien, esa no es la única base del diagnóstico. El diagnóstico luego, después. Muchas veces. Pues a lo mejor has ido al psicólogo y el psicólogo te dice «oye, a ver si puede ser que venga tu novio, o venga tu madre o venga tu hermano y puedo y puedo hablar con él. El próximo ya te lo trae si no te importa», ¿no? ¿Por qué? Pues porque además de lo que tú le cuentas, él va a buscar unas observaciones indirectas o paralelas. 

Y entonces bueno, pues tratará de ver si hay una coincidencia en lo que tú expresas y lo que expresan los demás con respecto a ti, en las conductas o manifestaciones que tú planteas ciertas cosas y las de los demás. Y entonces vas a ir haciéndote una composición de lugar de cómo es esa persona.

 

MAR: La segunda es la evaluación psicológica directa. 

Son pruebas para conocer otros aspectos de una persona.

 

FRANCISCO: Pues hay una serie de pruebas de instrumentos en los cuales tú calculas o mides inteligencia, mides empa, mides empatía, mides la manifestación de las emociones. Mides cómo puntúa en diferentes factores de personalidad, etcétera, y entonces vas compaginando esos elementos de evaluación directa, que son las pruebas, con elementos de evaluación indirecta, que es lo que la conducta del sujeto te expresa, cómo se expresa, cuál es su labilidad más emocional, si es una persona que parece más o menos estable. Todo este tipo de historias Y de esta manera, pues tú vas elaborando un cuadro diagnóstico del individuo y al final determinas cómo funciona. 

 

MAR: Para hacer una buena evaluación psicológica, lo ideal es tener cuatro o cinco sesiones con la persona. Aunque a veces no es posible…

 

FRANCISCO: Hay veces que te encuentras con que yo que sé, te llaman y te dicen váyase usted a la prisión de tal sitio, porque va usted a tener que entrevistar a fulano para hacerle una pericial, porque queremos saber si en el momento en el que cometió el crimen estaba en una situación de enajenación mental, pongamos por caso. Y a lo mejor tienes dos días, dos horas. No tienes más. ¿Y entonces qué haces? Bueno, pues entonces también recurres a historiales médicos, recurres a los antecedentes, recurres a una observación más de tipo indirecto e recurres por las circunstancias que suele haber en los ámbitos penitenciarios, a lo mejor solamente pasas una o dos pruebas que necesites, muy específicamente pasar en función de lo que veas. En fin. Eh, eh. Es una cuestión también que tiene mucho que ver con la experiencia que tú ya tengas en esa materia.

 

MAR: También es importante la actitud del paciente. Hay sujetos que colaboran mucho, sujetos que no colaboran nada…

 

FRANCISCO: Te encuentras sujetos que simulan síntomas, te encuentras sujetos que disimulan síntomas, que no es lo mismo, porque simular es tratar de hacerte pasar por mientras que disimular es sencillamente tratar de ocultar. Esto ocurre muy a menudo. Personas que, por ejemplo, tienen trastornos psicológicos más o menos severos, intentando ocultarlos, ¿no? Porque no quieren que las mediquen. No quieren que las lleven a un centro psiquiátrico. 

 

MAR: Hay disimulos por muchos motivos.

 

FRANCISCO: Hay gente que quiere conseguir algo y sabe que bueno, pues tiene que tratar de disimular los síntomas. Por ejemplo, también pasa mucho en el ámbito de las empresas de seguridad. Hay mucha gente que intenta meterse en ese mundillo, pero no reúne las condiciones psicológicas necesarias o tiene algún tipo de problema que se lo impide y tratan de disimularlo. En la entrevista para para tratar de salir del paso y sin embargo, bueno, pues a la inmensa mayoría se les pilla, no? Porque esto es bastante más difícil de lo que la gente piensa. ¿Por qué? Pues porque para empezar existe un problema, yo sé qué síntomas tiene que tener una patología, qué síntomas no tiene que tener, qué síntomas son contradictorios entre sino deben aparecer, qué manifestaciones caracteriales orgánicas, conductuales, de comportamiento no verbal, etcétera, suelen aparecer asociadas a determinadas cosas y cuáles no. Y claro, la persona que ha leído esto en Wikipedia no tiene toda esa información. Por tanto, esta idea de que yo me siento delante del psicólogo y le engaño. Bueno, si le puedes engañar el primer día. Pero si es un psicólogo medianamente hábil o una psicóloga medianamente competente, al segundo o el tercer día te va a calar, ¿no? Porque es que, además, cuando tú tratas de simular o de disimular, existe un problema. Simular o disimular todo el tiempo es una cosa muy cansada. Y muy difícil. 

 

MAR: Para hacer una evaluación psicológica, hay un factor más que juega a favor del psicólogo y en contra del paciente: la aquiescencia.

 

FRANCISCO: Una de las cosas que está muy clara es que la mayor parte de la gente nos conocemos bastante peor de lo que pensamos. Es una cosa terrible. Yo cuando escucho muchas veces a la gente decir pues a mí si me pasase eso, yo haría tal cosa. A mí me provoca cierto estupor. ¿Por qué? Pues porque en realidad eso es una manera de pensar absolutamente pueril, ¿no? Tú sentado en el sofá de tu casa sabes perfectamente qué harías en todas las situaciones. El problema es que luego te pasa y no haces nada de lo que tenías pensado que ibas a hacer. ¿Por qué? Pues porque ahí entran en juego otras variables, ¿no? Entran en juego variables que incluso tú desconoces de tu personalidad, de tu biología. A lo mejor tú crees que eres muy valiente y se presenta la situación y te vas por las patas abajo. Y en cambio, hay gente que dice: bueno, este es un cobarde. Bueno, pues se presenta la situación y tienen unos arrestos de valentía que deja a la gente sorprendida. Realmente no sabes cómo vas a reaccionar. Y esta idea de la aquiescencia, de que la gente se corre se conoce bastante peor de lo que piensa también es muy importante porque un poco juega en mi beneficio. Yo eso lo sé. Y por tanto lo utilizo, ¿no? 

 

MAR: Y tenemos la suerte de poder decir que desde la España de Galeote a la de hoy, la ciencia forense y la investigación policial han evolucionado muchísimo. 

 

FRANCISCO: España es un país de gran inventiva y de gente muy inteligente. Lo que pasa es que, bueno, tenemos esta manía de pensar que somos tontos y que todo el mundo es más listo que nosotros, lo cual no es cierto. Por ejemplo, nuestra Policía y nuestra Guardia Civil son de las mejores de Europa. Pero de las mejores que hay. Bueno, por ejemplo, el Seprona es la policía medioambiental más antigua del mundo. De hecho, fue el primer cuerpo de policía medioambiental del mundo. 

 

Tenemos profesores que, por ejemplo, se va a dar clase, se van a dar clase al FBI, a Quantico, para formar a los investigadores del FBI y son profesores españoles de universidades españolas. O sea que imagínate, tenemos médicos forenses, antropólogos forenses de primerísima línea en el mundo, que incluso vienen y que incluso los contratan de infinidad de países para hacer investigaciones de fosas comunes que encuentran por ahí de mil historias. 

 

CIERRE ACTO 5: ENTREVISTA A FRANCISCO PÉREZ FERNÁNDEZ
☠☠☠

 

FINAL TEATRAL
BEEF ENTRE PSICOLOGÍA Y DERECHO

 

MAR: Al cura Galeote y al obispo don Narciso no les pillaron tan buenos tiempos. 

En aquella España del XIX, la psicología y la psiquiatría aún peleaban para que los jueces las tuvieran en cuenta a la hora de dictar sentencia.

Querían que los juristas tuvieran en cuenta si una persona había cometido un crimen por una enfermedad mental o por otros motivos. Y que esto se reflejara también en el Código penal.

 

COROS: Penal… penal…

 

MAR: El famoso doctor Esquerdo lo explicó en un libro que publicó en 1894:

La locura ante los tribunales o estudio médico-legal de la irresponsabilidad del loco.

 

ESQUERDO: El loco es un enfermo que obra por impulsos morbosos, por determinaciones patológicas, por aberraciones delirantes, por impresiones alucinatorias, por móviles que pertenecen a la patología mental.

 

SUSURROS: Enfermo… enfermo…

 

ESQUERDO: El criminal, por el contrario, es un ser depravado, parético. Un microbio inofensivo mientras no encuentra el medio social que favorece el desarrollo de sus perversos instintos.

 

SUSURROS: Depravado… depravado…

 

ESQUERDO: El loco podrá dejar de ser responsable de sus morbosas acciones porque son resultado de su fatalismo cerebral. El criminal asumirá la responsabilidad de sus delitos por ser el resultado de su educación perniciosa.

 

MAR: El cura Galeote quedó atrapado en el limbo de aquella discusión.

No lo ejecutaron ni lo encerraron de por vida, porque estaba loco.

Pero como estaba loco, lo encerraron en un manicomio el resto de su vida.

Y ahora… vayan en paz.

 

COROS: En paz… en paz…

 

FINAL TEATRAL
BEEF ENTRE PSICOLOGÍA Y DERECHO

 

ANDREU: Les esperamos la próxima semana con una nueva función. 

¡Terrible! ¡Escalofriante!

Es la historia de un asesino de Vitoria que se adelantó a Jack el destripador.

 

Buenas noches, y vayan con cuidado.

Y guárdense bien de que les pueda caer

un mal de ojo o un mal de tripas.

 

¡Hasta la semana que viene!

¿Cómo se hace un perfil psicológico?

Hoy te traemos a un cura medio sordo, bastante tartamudo y con una mala follá espantosa. Se llamaba Cayetano Galeote y Cotilla, y tenía una pistola que compró de misionero en el Caribe.

Un día se cabreó con el Obispo de Madrid y diseñó un plan:
¡Pim, pum, pam! ???

¡La que se armó en Madrid y en España entera!
Y hasta Galdós fue a la cárcel a entrevistar al cura y contó el relato con pompa y puntilla.

Ocurrió en 1886 pero hemos revivido la historia en el capítulo 3 de CRÍMENES. EL MUSICAL. Y de paso conocerás a un experto en Evaluación criminológica, Dactiloscopia, Victimología, Psicología del testimonio y Perfilación criminal.

Este es el obispo al que el cura Galeote le metió tres tiros

Retrato mortuorio del obispo de Narciso Martínez Izquierdo

Y este es Galdós, que, alucinado, dijo: «Hombre de menos pasta de sacerdote no es posible imaginar»

Benito_Pérez_Galdós

El protagonista

Francisco Pérez Fernández es profesor en Psicología criminal, Psicología de la delincuencia y experto en la retahíla de cosas que te hemos dicho antes. En el capítulo 3 de CRÍMENES. EL MUSICAL explica cómo se hace una perfilación psicológica y dice cosas de este palo:

«La mayor parte de la gente nos conocemos bastante peor de lo que pensamos. Es una cosa terrible. Me provoca cierto estupor cuando escucho a la gente decir: “Pues a mí si me pasase eso, yo haría tal cosa”. ¿Por qué? Pues porque en realidad eso es una manera de pensar absolutamente pueril. Tú, sentado en el sofá de tu casa, sabes perfectamente qué harías en todas las situaciones. El problema es que luego te pasa de verdad y no haces nada de lo que tenías pensado que ibas a hacer. A lo mejor tú crees que eres muy valiente y se presenta la situación y te vas por las patas abajo. Y en cambio, hay gente que, cuando se presenta la situación, tiene unos arrestos de valentía que te deja sorprendido. Realmente no sabes cómo vas a reaccionar».

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