T2 E2.
T2 E2.
La sirvienta del recién asesinado don Pastor está todo el día de verbenas y francachela. ¿Y de dónde ha sacado la pasta para comprarse toda esa bisutería? Es evidente quién ha matado a don Pastor. Pero cuando condenan a la asesina y ven que tiene un hijo… ¿la indultarán?
EXALTADA, DRAMATIZANDO Me amenazó y se echó encima de mí, rabioso, con mucha furia. Me dio varios golpes en la espalda con una bota… LO DICE MIENTRAS SE TOCA LA ESPALDA Todavía tengo las señales…
¿Qué señales? Los médicos que la reconocieron no vieron na de na.
¡Y yo, para defenderme, cogí una plancha! Después me llevó a la cama y allí le di con la plancha hasta que se quedó desfallecido y salí del cuarto.
Poco después me acerqué y estaba tendido en tierra. Me miró y me hizo señas con la mano para que me acercara. Yo no quise y me volví a ir.
Al rato entré y lo vi estirado y rígido. Entonces me dije: “Ya estás perdida... Pues hay que salir del apuro”. De encima de la chimenea cogí una petaca con algunos cigarros y algunos billetes, y luego fui a comprar unas camisas, a echar unas cartas y a comprar un billete para el expreso a Barcelona.
¿En qué clase?
UN POCO FARRUCA No había más que una… ¡primera!
CON GRAVEDAD Madrid, domingo 13 de julio de 1902
En la redacción de El Liberal.
FUMANDO Pues ya tenemos a la Cecilia en la cárcel…
Señorita Violeta, tiene la historia, ¿verdad?
Sí, he estado en prisión y he tomado nota de todo.
Expláyese. Cuente todo lo que sepa. Quiero un artículo largo…
FUMA
Y pida al dibujante que haga un retrato de Cecilia y una ilustración de su entrada en la cárcel. Lo sacamos mañana en la página 2.
CONTENTA Perfecto, señor director.
RISA PÍCARA Y no se le olvide firmar con ese nombre suyo… ese que usa…
PISÁNDOLE. COMO DICIENDO “QUÉ PESAO” Síii… Melquíades Figuerola. Mi seudónimo de varón.
Ese…
Cecilia, en prisión
Los andenes de la estación de Ripoll estaban llenos de personas que querían ver a Cecilia. Muchos vecinos ni se habían acostado para verla. Pero al llegar la diligencia… se han llevad o un gran desencanto.
Cecilia llegó custodiada por siete guardias civiles. Llevaba peinado bajo, peinetas doradas, traje azul y delantal. Se abanicaba sonriendo y mirando con tranquilidad a todas partes.
Más bufona que una estrella de cine.
En el trayecto que la llevó de Rivas a Ripoll, charlaba con desparpajo con los guardias civiles.
A ratos, cantaba canciones de zarzuelas y de género chico.
Ay, la Cecilia… que me va a quitar el puesto… 🎶
En cada estación en la que paraban en su viaje a Madrid, la gente salía en tropel a verla y le gritaba:
¡Ahí va la asesina de la calle de Fuencarral!
¡Queremos ver a la asesina de Fuencarral!
En algunas paradas había fotógrafos que corrían hacia ella.
Y ella escondía su cara detrás de un abanico y exclamaba con voz ronca:
CON VOZ RONCA No quiero que me retraten. Bastante me han retratado ya.
En la estación de Alcalá, la esperaban el juez y varios guardias. De ahí, montó en coche de caballos hacia la Cárcel de Mujeres de Madrid.
Al bajar del carruaje, volvió a taparse la cara con el abanico para que no le echaran fotos, y entró en la prisión con paso seguro y mirando con firmeza a todo el que se cruzaba con ella.
El director de la cárcel, el doctor Amor Caballero, la recibió y la llevó a su celda.
El doctor Amooor… es directooor… de la prisióóón… 🎶
Era un calabozo en el módulo de Incomunicadas. El director abrió la puerta y Cecilia vio una silla y un colchón en el suelo. Pero entró con el mismo paso firme.
La hermana Sor Margarita se hizo cargo de ella y le preguntó si necesitaba algo.
Descansar y tomar algún alimento, porque vengo fatigadísima del viaje y muerta de debilidad.
Sor Margarita le subió una taza de caldo y unos bizcochos.
Cecilia los saboreó con fruición.
SORBIENDO Y MASTICANDO Esto me recompone muchísimo.
Después hicieron todas las diligencias y le tomaron declaración.
Llevaron a Rosario, la cocinera, y a Paca, la portera, para que testificaran también. Pero Rosario, al ver a Cecilia presa, cayó al suelo de un síncope.
VOZ AGUDA Y DESCOMPUESTA ¡Ay, Señor!
Las monjas y un médico la llevaron de inmediato al botiquín y ahí le suministraron unos antiespasmódicos para que volviera en sí.
MUY DÉBIL. SUSPIRANDO Aaay, aaay, virgencica mía…
Cecilia contó al juez lo mismo que había dicho antes. Pero añadió un detalle… Después de ver el cuerpo muerto del señor Pastor, le tapó los pies con una sábana y, con toda la tranquilidad del mundo, se puso a escribir una carta a su novio.
Y para mostrarle el cariño que sentía por él, se cortó un mechoncito del pelo corto, y lo metió en el sobre.
El “pelo corto” es el vello público… Los pelos del coño, vamos…
Cuando acabaron las diligencias, la llevaron de nuevo a su celda.
Volvió a pedir comida y Sor Margarita le llevó un sopicaldo y un poco de carne. ¡Y con qué ansias se lo comió!
RELAMIÉNDOSE Mmm… Se come aquí mejor que en casa del señor Pastor.
Después, los médicos forenses, señores don Carlos Bueno y don Cipriano Moreno, reconocieron a la procesada y no encontraron rastro de esos golpetazos que decía que don Pastor le dio en la espalda con una botina.
¿Cecilia, dónde está esa paliza…?
Que no ha quedao… ni una señal… 🎶
Los médicos midieron algunas partes de su cuerpo: las manos, los dedos…
También le hicieron una prueba de fuerza muscular, para comprobar si pudo ser ella la que le arreó los planchazos a don Pastor.
La pusieron ante un aparato mecánico y le pidieron que hiciera fuerza:
SONIDO DE HACER ESFUERZO Aaaarrr… ¡uurrggg!
Los médicos forenses tomaron nota de los resultados y determinaron:
La señorita Cecilia Aznar tiene más fuerza que el resto de mujeres de su edad.
Los juristas tenían su declaración.
Los médicos la habían reconocido.
Los forenses le habían hecho pruebas físicas…
Ya tenían todos los datos de Cecilia y ahora seguían reuniendo información para el juicio.
En Francia habían detenido a los dos hombres que Cecilia conoció cuando llegó a Barcelona. Eran dos buscavidas, dos falsificadores llamados Francisco Garreta y Jaime Iglesias.
Y este último, más parlanchín, le contó a la policía:
LADRONZUELO DE LA CALLE Sí, conocí a la Cecilia en la
estación de Sants y la acompañé a una fonda. Como la mujer no conocía la ciudad, le hice de cicerone. La llevé a peinarse y a una joyería.
Iglesias es lo que en el lenguaje popular se dice un “gancho de hoteles”.
Este hombre de flequillo ondulado “enganchó” a Cecilia en la estación de Sants, la llevó a una fonda y se ofreció a llevarla por Barcelona a cambio de unas comisiones.
Y ese mismo día… intimaron…
JADEOS DE CECILIA Y JADEOS DE IGLESIAS
Esa noche la Cecilia me hizo el amor y al día siguiente vi que hablaban de ella en los periódicos. Entonces empecé a pensar que era la matadora del crimen de la calle Fuencarral y pensé denunciarla en la comisaría. Pero los dueños de la fonda me dijeron que pa qué…
VOZ POPULAR Pero, Iglesias, ¿qué vas a ganar tú con eso?
Es una pobre mujer… Y no vas a revivir al muerto…
Cuando detuvieron a Cecilia, Iglesias y Garrote, que también había intimado con ella…
MÁS JADEOS DE CECILIA Y JADEOS DE GARROTE
…se fueron a Francia. Allí Iglesias se buscó un plan:
CONTENTO, MEDIO RIENDO Yo he estado dos noches con una cocotte de París…
Una puta de lujo.
…y el Garrote, que es más moderado, solo estuvo una noche de orgía hasta las dos de la mañana.
Esas fiestas en París se las pegaron con el dinero que Cecilia les pagó en comisión por llevarla a comprar joyas, a buenos restaurantes y a verbenas.
Pero se acabó la parranda, y Cecilia ahora está en la cárcel a la espera de la fecha del juicio.
CON GRAVEDAD Sábado, 14 de febrero de 1903
En la redacción de El Liberal.
OCUPADO EN SUS COSAS, PERO LAS INTERRUMPE, COMO SI VIOLETA HUBIERA LLEGADO A LA REDACCIÓN
Señorita Violeta, ¿trae todos los detalles del juicio?
Traigo hasta los desmayos…
La crónica va a dos páginas. Quiero la sentencia, el ambiente, las reacciones… y pida al dibujante un retrato del presidente de la sala.
Cecilia, el juicio y la pena
noche Cecilia Aznar no veía oscuro su futuro. La celadora de la cárcel nos dejó entrar en prisión para hablar con ella.
Había dos obreros trabajando en la instalación de la luz eléctrica y Cecilia, al vernos, se puso de pie y sonrió.
Estaba tranquila, animada. Tenía los ojos brillantes y la cabeza erguida. Había dormido bien, tenía buen apetito, y habló largo y tendido con los periodistas.
Lo que yo deseo es saber si me condenan a 10, a 15 o a 20 años de reclusión, para cumplir con paciencia y resignación la condena. Pero es que no puedo ya vivir con estas dudas e inquietudes…
Lo que no podía ni imaginar…
Era la pena mortaaal… 🎶
Pero esta mañana, al salir el sol, su futuro se ha puesto a debate. La vida de Cecilia está entre un [FX] sí y un [FX] no: el sí o el no del jurado del juicio. Y esto siempre es duro de pelar.
Todos los miembros del jurado creen que Cecilia ha matado a don Pastor por hurto.
Pa robarle los billetes.
Por eso la pena de muerte planea sobre la sala.
Son horas de angustia… POF, POF
De ansiedad… POF, POF
Hasta que los funcionarios lean la sentencia…
Y cuánto eufemismo… Y cuánta perífrasis… pa después decir… lo que no quieren decir… 🎶
Empieza la vista y el presidente de la sala, señor González del Alba, pregunta a los dos procesados, Cecilia Aznar y Francisco Garreta, si tienen algo que alegar. Él contesta que no. Ella se levanta y dice:
Yo, señor, lo único que tengo que decir es que deploro que no se me haya consentido un careo con la portera Paca Sánchez y con la cocinera Rosario Gómez, porque ellas hubieran dicho que el señor Pastor me maltrataba. Que tenía conmigo exigencias absurdas. Y que hacía tiempo que yo deseaba marcharme de la casa.
El presidente de la sala le pide que se siente, y él, ante un silencio tenso…
…suelta su discurso sobre la justicia como función social, el cumplimiento del deber, las disquisiciones de la metafísica, el corazón del hombre honrado, las nociones morales, la idea de Dios, la misericordia hermanada con la justicia…
¡Qué tío más pesao!
…y todas esas cosas solemnes que se dicen para luego… ¡para luego soltar el castigo que sueltan!
Intervienen después la acusación, la defensa, la acusada… ¡y se levanta la sesión! El tribunal se va a sus deliberaciones, y tres horas después se reanuda la sesión para dictar el veredicto.
El presidente del tribunal, señor González del Alba, entra en la sala, y en la mano derecha lleva un papel de oficio.
Es el veredicto… y la sentencia… VOZ GRAVE Ahí está escrito el destino de Francisco Garreta y de Cecilia Aznar…
Dios mío, qué neeervios… Me tiembla el cueeerpo… 🎶
El señor González del Alba lee primero la sentencia de Garreta.
¡Absuelto!
Y después, con voz velada y temblorosa…
VOZ TEMBLOROSA Fallamos que debemos condenar y condenamos a Cecilia Aznar Celimendi a la pena de muerte.
Voy a moriiiir… por garrote viiil… 🎶
Garreta se acerca a los miembros del jurado y les dice:
CONMOVIDO ¡Gracias, muchas gracias! ¡Dios se lo pague!
¿Y Cecilia?
RÁPIDO Un caballero entra deprisa en la sala. Lo acompañaban dos mujeres que le abren paso entre la multitud. Es un médico. Cecilia ha sufrido un acceso epiléptico y no hay forma de que vuelva en sí.
Los testigos dicen que cuando Cecilia oyó la sentencia, un sudor frío le cayó por la frente y los ojos se le nublaron de espanto. Hundió la cabeza en el pecho y cayó desfallecida sobre el banquillo de los culpables.
Cecilia empieza a reír…
ALOCADA JAJAJAJAJA.
Y a llorar…
ALOCADA Buaaah… buaaah…
RÁPIDO ¡Y a reír y a llorar todo a la vez!
ALOCADA JAJAJAJA… Buaaah… JAJAJAJA… Buaaah
RISAS Y LLANTOS ALOCADA
¡Madre mía, cómo está esta mujer!
El ayudante del médico y un funcionario de prisiones la cogen en brazos, la meten en un carruaje y parten hacia la Cárcel de mujeres rodeados por varias parejas de la guardia civil.
A mí me mataaan… pero de susto… y de disgusto… 🎶
CON GRAVEDAD Ocho meses después.
Martes, 13 de octubre de 1903, por la mañana.
En la redacción de El Liberal
Señorita Violeta, ¿ha oído que viene a Madrid la madre de Cecilia a pedir el indulto para su hija? Quiere ver al rey y al presidente del Gobierno.
Sí, pobre mujer. En la Cárcel de mujeres me han dicho que a Cecilia
le dan ataques nerviosos y que parece que… pff.. que tiene una cierta enajenación mental.
Pues a ver qué pasa… Siga el tema.
Claro. Y voy a acercarme a la Fábrica de Tabacos porque están recogiendo firmas para pedir el indulto de Cecilia.
A la gente lo que más pena le da de todo esto es que deje a una criaturica huérfana…
CON GRAVEDAD Ese mismo martes, por la noche.
En la redacción de El Liberal.
Señor director, ¡le han concedido el indulto a Cecilia!
Póngase ahora mismo a escribirlo, que mañana lo sacamos en primera página.
Cecilia, indultada
A las 8.30 de la tarde acabó el Consejo de ministros. Todo el país estaba expectante. Los periodistas llevábamos un buen rato esperando y, al fin, salió el ministro de Instrucción Pública y nos dio una nota oficiosa.
Algunos periodistas corrieron a la calle a informar de lo que decía esa nota a los curiosos que esperaban a las puertas del Congreso.
GRITANDO ¡La han indultado! ¡La han indultado!
Indultaban a casi todos porque ya empezaban a ver que eso de la pena de muerte estaba feo.
En las oficinas de Telégrafos y de Teléfonos de Madrid se transmitieron miles de despachos a las provincias y al extranjero.
El director general de prisiones fue de inmediato a la Cárcel de mujeres para informar a Cecilia de que se había librado del garrote vil.
Cecilia llevaba tres días acostada en una cama. Abrieron la puerta de su celda y el director de prisiones le dijo:
¡Alégrate, mujer! Tengo excelentes noticias sobre tu indulto.
Cecilia levantó penosamente la cabeza, lo miró con vaguedad y dijo:
ATURDIDA No me lo creo… No me lo creo…
Los médicos recomendaron al director que le fuera repitiendo la noticia varias veces. Que se lo explicara lo más claro posible.
COMO CANSADA No me lo creo… No me lo creo…
¡Que es verdad, chiquilla!
De pronto, Cecilia se incorporó en la cama. Le volvió el color a las mejillas y se mostró risueña. Muy contenta, empezó a hablar:
CONTENTA Ya era hora, porque me sentía morir. De aquí no me hubieran sacado con vida. Hasta tuve que pedir que me apartasen de mis compañeras. Porque una me decía esto. Otra me decía lo otro… ¡y yo no podía resistir más!
Qué síncope me iba a daaar… Era todo fataaal… 🎶
Las reclusas, al conocer la noticia, se levantaron de la cama y empezaron a gritar de alegría.
Dieron vivas al rey ¡y vivas a Cecilia! Hasta en la calle se oía el jolgorio de las presas.
Pero al momento llegaron los funcionarios y las hermanas de la caridad, y les dijeron que se dejaran de entusiasmos y volvieran al lecho a dormir.
¡A la cama, coño!
Y cuando ya estaba todo en calma, cuando ya nos íbamos a escribir esta noticia, se nos acercó una religiosa y nos dijo:
MONJICA BEATICA No sabe usted las procesiones, rogativas,
novenas y rezos que hemos hecho para que Dios consiguiera que Cecilia fuera indultada.
CON GRAVEDAD Primavera de 2022.
Madrid. En la redacción de El Extraordinario.
Oye, Marcus.
¿Qué?
Que mañana no me véis el pelo por aquí.
¿Y eso?
Porque me voy a Zaragoza a entrevistar al doctor José Carlos Fuertes.
¿José Carlos Fuertes… el psiquiatra forense?
¡Sí! Psiquiatría forense y también especialista en psiquiatría clínica. Y tiene un libro con un título que me encanta: Educar es ser un espejo.
Pues sí. Qué frase tan inteligente.
¿Verdad? Y me llevo el micro de solapa, así que no hagas planes para entrevistar a nadie.
Vale.
CON GRAVEDAD Al día siguiente. En Zaragoza.
Un día precioso en el que no sopla el viento del Cierzo.
He subido cuatro plantas hasta llegar a la consulta del psiquiatra forense José Carlos Fuertes.
El doctor abre la puerta sonriente y me invita a pasar.
La sala tiene esa solera de doctor de toda la vida con su estantería llena de libros, una mesa amplia de despacho y unas cortinas clásicas.
Preparo los bártulos para grabar y él mismo se pone el micro de corbata. Está acostumbrado porque lleva muchos años hablando de psiquiatría en programas de radio y TV.
Me siento en un sofá, el doctor se sienta en el sillón de al lado y me explica qué son las ciencias forenses.
Son unos auxiliares del derecho, de la justicia, que se ocupan de informar y de aumentar, que la información que tiene un tribunal o que tienen los juristas con respecto a un caso concreto y que está basada esa información en aspectos biológicos en general o en otros aspectos que sin ser biológicos, son fundamentales para que puedan hacer su trabajo.
Entonces nos encontramos que hay una gran cantidad de disciplinas que van desde la medicina, la química, la física, etcétera, etcétera, que van dando al jurista una información que la necesita para hacer el mismo trabajo, que es al final poner una sentencia en unos casos o dictar una orden de peligrosidad o de alejamiento. Eso son las ciencias forenses.
Le pregunto por su especialidad en concreto, la psiquiatría forense, y me dice:
A la hora de intentar buscar los rasgos de personalidad, los aspectos que puedan ser útiles para una investigación criminal, los que vamos a hacer es irnos a lo que es la psicopatología, es decir, lo que es el estudio de la mente enferma, siempre referida a un caso concreto y en unas circunstancias concretas.
Cuando llaman a la puerta de la psiquiatría forense, lo que quieren es que les informemos de conductas, de comportamientos que son en principio patológicos o que lo pueden ser. ¿Por qué llaman a nuestra puerta? ¿Por qué piden que hagamos un perfil? Porque por los indicios que tienen los investigadores, pues le sugiere que el acto en sí o la conducta que están estudiando procede o emana de una persona que no está en su cabal juicio. Entonces. O que tiene una violencia inusitada o que tiene una serie de, digamos, de características que les hace sospechar que estamos ante un sujeto, hombre o mujer, con unas características muy específicas.
El doctor Fuertes me cuenta que eso que vemos en las películas de que encuentran a una persona muerta y los investigadores piden que hagan un «perfil» del posible asesino… um… eso no va con ellos. Eso no tiene nada que ver con la psiquiatría forense.
La palabra perfil realmente es muy criminológica, pero es muy poco médica.
Los psiquiatras forenses no trazan un perfil en el aire para ayudar a descubrir el autor del crimen. Los psiquiatras se ocupan de individuos concretos cuando ya han sido detenidos.
Psicológicamente o psiquiátricamente, casi siempre los perfiles se hacen una vez que ya tenemos el detenido. Es muy raro, excepcional esto que vemos en las Mentes criminales, que es muy famoso que se junten allí los criminólogos del FBI y nos digan: “Vamos a ver, tiene que ser hombre o mujer de tantos años”. Todo eso es ficción. Eso en la realidad no ocurre, no existe. Podemos decir en algunos casos: “Hombre, por la violencia inusitada que presenta el caso, parece que es un varón. ¿Por qué? Porque hay muchas cuchilladas, han roto huesos, etcétera”. Entonces estamos hablando siempre fuera de lo que es la psiquiatría. Estamos hablando de lo que serían las ciencias forenses en general, ¿no?
Lo que hace el doctor Fuertes y el resto de psiquiatras forenses es esto:
Tenemos un sospechoso, tenemos una persona detenida, tenemos alguien que ya ha sido cogido por la policía y entonces nos piden que les demos unos datos y sobre todo lo que quieren ya no es la policía, sino después los jueces es que les digamos si esa persona es imputable o no es imputable, es decir, si es una persona que hay que castigar o a la persona de que hay que tratar, porque esa es la diferencia fundamental. O le castigamos o le tratamos.
Es esa hora silenciosa entre las cuatro y las cinco de la tarde.
El doctor Fuertes escucha mis preguntas con la maestría del que lleva toda su vida investigando, analizando y verificando datos ¡en milésimas de segundo! de cada palabra que oye y cada gesto que ve. Y no titubea en ninguna respuesta. Es un hombre con el pensamiento claro y rápido.
Le hablo del caso de Cecilia Aznar, la asesina de la plancha, y mientras lo cuento, veo en sus ojos cómo lo analiza ¡rapidísimo! Sé que es imposible que haga un informe certero de Cecilia Aznar solo por este resumen, pero el doctor Fuertes tiene conocimientos de sobra para que me diga cómo cree que podía ser esta mujer.
Estamos ante probablemente una personalidad con rasgos muy psicopáticos, es decir, la frialdad emocional, el egoísmo, la capacidad de simular y de disimular, el utilitarismo de la conducta y, por supuesto, la cosificación que hace el psicópata siempre del objeto al que destruye, le permite matar y luego aquí no ha pasado nada. Pero no pasó nada ¿por qué? Porque los psicópatas, cuando son psicópatas de verdad, ¿eh?, lo que ellos ven o lo que ellos entienden que es el otro no es una persona. Para ellos es como una cosa, un elemento para su uso, para su disfrute personal y que por tanto, si hay que matar, se mata y se viola o si hay que hacer lo que sea se hace. Sin ningún remordimiento, sin ninguna conciencia de hacer nada mal, con premeditación, con capacidad absoluta de comprender que están haciendo una cosa ilícita y pudiendo actuar en otra dirección, pero no les da la gana. O sea, el psicótico está condicionado por su idea delirante. El psicópata no. Está condicionado exclusivamente por su egoísmo, por lo que le gusta, por lo que le apetece. El psicópata psicótico sería inimputable, no se le podría castigar. El psicópata es imputable, sabe perfectamente y debe ser corregido y castigado por el delito que ha cometido. Al psicótico hay que tratarlo y al psicópata hay que introducirlo en prisión.
En una de sus charlas oí al doctor Fuertes hablar de esa mezcla tan fascinante que somos las personas. Esa mezcla de lo que viene de serie…
Los rasgos que traemos al nacer.
… y esa otra parte moldeable.
Los rasgos que adquirimos.
Le pregunto por este asunto y me dice:
Vamos a ver. Nacemos con una materia prima que es, digamos, el código genético. Eso está superdemostrado y además yo creo que ya hay no admite ninguna duda. Luego en los diez primeros años de la vida tiene una gran importancia las influencias que el entorno nos van a tener. Es decir, es lo que llamamos epigenética.
La genética, por un lado, es lo que nos transmiten los progenitores. La epigenética es lo que el entorno en una de hasta una determinada edad, diez, once o doce años, es capaz de modificar y actuar sobre la genética. Por tanto, un individuo que de fábrica, por decirlo de una manera, viene con una característica paranoide, es un sujeto que tiene tendencia desde pequeñito, desde muy jovencito, a ser desconfiado, muy desconfiado, muy suspicaz, muy receloso, está siempre con la mosca detrás de la oreja, parece que cualquier cosa que se le dice le sienta mal, le busca siempre esa parte negativa de las cosas. Si a esta persona se le va dando un tipo de educación, si el ambiente que le rodea es de confianza, de entendimiento, de... "la vida, no es así, lo estás viendo de una forma muy exagerada, no todo el mundo te va a hacer daño a ti, ni tú eres tan importante, ni tampoco los demás están pendientes de ti", todo eso va puliendo lo que sería la personalidad anómala.
Pero, ¡ché!, las personas no somos de plastilina. Tenemos los sesos bastante más duros y por eso el doctor Fuertes dice que nos pueden pulir solo hasta cierto punto.
¿Por qué? Igual que tenemos una capacidad de crecimiento física, un color de ojos determinado por por unos cromosomas, una comprensión física, también tenemos ese cerebro emocional. Entonces hay unas características que se transmiten en las familias y que hacen que nuestra forma de ser, nuestra personalidad, tenga una parte, vamos a decir 50 por ciento que es un poquito más del 60, 70 por ciento, es genético y un 40 por ciento es adquirido. Por eso, cuando se habla de personalidad se distingue dos aspectos: el temperamento, que es lo genético y el carácter que es lo adquirido. La suma de los dos da igual a la personalidad y la personalidad se expresa a través de una conducta.
Y el doctor Fuertes lo enuncia en esta fórmula matemática:
Carácter más temperamento, igual a forma de ser y la forma de ser la vemos a través de los comportamientos o conductas.
Aunque matemáticas matemáticas no son. Averiguar cómo es realmente una persona requiere mucho trabajo, mucha investigación y observarla por un caleidoscopio para poder verla desde todos sus ángulos.
Pero claro, cuando nosotros analizamos un comportamiento, cuando analizamos una conducta, vemos la punta del iceberg. Vemos que una persona es: no habla, por ejemplo, una persona que no habla pero ¿no habla por qué? ¿Porque tiene miedo a la crítica? ¿No habla porque pasa de los demás? ¿No habla porque es una persona muy tímida? El hecho conductual de no hablar puede tener diversas causas. Y por lo tanto, es muy peligroso y muy erróneo hacer deducciones o diagnósticos de conductas. Lo que hay que hacerlo es de conductas, pero continuadas longitudinalmente, observando al sujeto durante mucho tiempo o escuchando al entorno, a las opiniones de amigos, conocidos, familiares, todo eso es información que les va a permitir errar menos. Ahora, si yo veo una persona que está a lo mejor sentada en la cafetería y le veo sudar muchísimo y le veo que está moviendo las manos y que está fumando muchos cigarrillos, puedo deducir que está nervioso. Ahora deducir que esto es una personalidad ansiosa o que tiene un trastorno de angustia, eso es lo que hacemos mal y cada vez lo hacemos más mediante un programa de televisión, mediante una entrevista en no sé dónde, entonces decimos este es no me gusta, este o esta no es... Vemos una parte de la película de su personalidad.
Así que ¡cuidao! Que ahora todos vamos muy lanzados poniendo etiquetas a la gente. Que si este es un psicópata, que si el otro es un narcisista… La salud mental ya forma parte de la cultura pop. Está en los medios, en las series, en las redes sociales… Leemos cuatro artículos y nos creemos expertos. Nos envalentonamos… ¡y le hacemos un diagnóstico hasta al vecino del segundo!
Y… aún me queda un rato en la consulta del doctor Fuertes. Pero esa parte de la conversación te la contaré en el capítulo 4 de Crímenes. El musical.
¡No te la pierdas, que hay chicha!
¡Señores de publicidad! ¿Algo fresquito para la edición de mañana?
VOZ DE MUJER ¡Cura del mal de orina sin sondar ni operar!
¿Dolor horrible al orinar?
¡Sí, yo! La guionista y directora, Mar Abad.
¿Orín turbio y con posos?
¡Yo! El diseñador de sonido, Andreu Quesada.
¿Estrecheces?
¡Aquí! El director creativo, Marcus H.
¿Piedras en el pis?
Me temo que yo. La jefa de la estrategia y difusión, Marina Alonso-Carriazo.
Eso se acabó… ¡con las sales Koch!
De los productores David Cantolla y Óscar Hormigos.
Cure su mal de orina por solo 7 pesetas.
Puede pedir recomendaciones a los enfermos ya tratados…
¡y curados! con las sales Koch.
Pregúntenle a la cantante Marta Deudé…
Hoy vueeelvo a orinar… con aaalegría…
Hacer pipííí… sin aaagonías… 🎵
A los actores Cris Codina, Paco Calavera, Pepe Céspedes, Alberto
Triano, Pedro Toro, Antonio Abenójar, Carito Kanashiro, Rafa Moyano, Andrea Gómez, Edmundo Montoya y Carmen Castillo.
Y a los que ponen la música: Konga Music.